19.9.05

Teoría de las ideas, sus paradojas e interacciones

A veces creo que las ideas no quieren ser aclaradas. Me siento. Prendo mi siempre oportuno Ipod, producto de la posmodernidad e individualista mercantilismo nuestro –no se si amarte u odiarte, Adam Smith-. Me siento, prendo mi Ipod y si no tengo Ipod, hago como antes hacían: silbar, cantar. Si estoy en el lugar correcto, fumo, de lo contrario sólo me siento, escucho música y subo las piernas. Subo las piernas porque así la sangre no se te va para abajo y se te queda estancada en el corazón, donde quiero que se quede a estallar; me siento, hago música, fumo –o me fumo algún recuerdo- y subo las piernas. Me dispongo a pensar.

Así es cómo normalmente me aíslo del mundo para poder pensar. Me aíslo del mundo Smithsoniano, mercantilista, utilitariamente funcionalista, desgraciado y hermoso, egoísta y dejado del amor, para adentrarme en ese mundo de las ideas, país de Alicia y sus veinte mil maravillas. Me adentro en el país donde las ideas viven revueltas porque así quieren estar. Me adentro en ese país de ideas para tratar de aclarar algunas (como si Livingstone me creyera) y seguir mi camino en el otro mundo, trágicamente acordado como real. Me adentro en el país de la incoherencia coherente y no sé que hacer.

No se que hacer porque las ideas son así, revueltas, les gusta vivir así, dejarían de ser ideas. Me adentro para tratar de encontrar solución a mis confusiones, vecinas góticas paranoicas de las ideas, luchando contra las mismas ideas que no se dejan dibujar.

Así me aíslo cuando me siento triste. Así me aíslo cuando me siento triste, confundido, apesadumbrado o enojado. Jamás cuando estoy feliz, la felicidad me idiotiza y me empuja de lleno al acuerdo de lo que llamamos “real”. La felicidad es la frontera del mundo de las ideas. Aquél que ríe poco es un triste hombre, pero el que ríe de todo es un imbécil, no recuerdo quién dijo eso, pero conozco muchas personas que encajan al respecto.

Sentado, haciendo música, fumando sin fumar, con las piernas arriba, me aíslo para pensar en lo que me acontece, ubicar mi lugar en el mundo y el lugar de las personas que me rodean en mi mundo. Ahora mismo lo estoy haciendo y en gran parte porqué necesito poner en orden ciertos elementos que han venido a inundar mi vida. Si bien el enamoramiento ahí está, no deja de ser peligroso abandonarse totalmente a él, trato de ubicar lugares y responsabilidades para poder reaccionar de manera que mi existencia en el mundo acordadamente real sea lo más satisfactoria posible.

Vuelan ideas. Es todo un desorden. Tratar de pensar en el mundo de las ideas es más difícil que platicar con un esquizofrénico en un pabellón psiquiátrico, que no caerse del precipicio del Correcaminos y el Coyote, que sentarse a tomar té en una taza con el Sombrerero Loco, que besarte sin dejar una parte de mi en tus labios y saliva, que dialogar en el mundo de los Looney Toons con un mazo en la mano.

Vuelan ideas y requiero de toda la sangre en mi corazón para poder descifrarlo. Si subo más las piernas me caigo. Mejor me quedo quieto, ya que se asoma la confusión y me querrá morder –como los perros bravos de las casas de los amigos-. Vuelan ideas y es arduo enfrentarlo. Pienso en “lo mejor” para mí, para ti, para nosotros, para el futuro. Carajo, a veces somos muy pendejos –lo siento por los moralistas, los puritanos del lenguaje y las “señoritas” que se sientan ofendidas en su hipócrita trato-.

Pienso en muchas cosas. Veo las ideas y me esfuerzo. Así es como pienso. He escuchado desde Yolanda, El breve Espacio, Wish you were here y Sufre como yo…canciones que me adentran más. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Es un largo y pesado viaje pero que siempre rinde buenos frutos. A veces amargos, a veces dulces, a veces maduros, a veces secos, pero siempre buenos frutos. Cómo ahora, que he resuelto esperar un momento, no vaya a ser que por andar de campesino se me caiga la vaca –no se bien como explicar lo que acabo de escribir, pero sonó muy bien-.

He resuelto eso como antes he resuelto otras cosas. Te recomiendo que lo hagas. Quizá así no cierres las puertas de tu corazón al amor. Hazlo. Verás que los caprichos no son más que eso y que las emociones saben mejor en la lengua y nunca en la cabeza…Donde las ideas se difuminan y tu recuerdo, tú imagen, parece confundirse con ellas.

Bajo las piernas, cambio la música pero sigo sentado. He terminado un proceso interno. Uno más de los miles que vendrán y miles que han pasado ya.
Nosotros, los de entonces, los de aquella noche que hace blanquear los mismos árboles…
19 septiembre 2005
VARGAS GÓMEZ
p.d. ya hay más fotos, habrá más mañana

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