26.12.07

Del parecido estelar

Siendo una estrella la combinación de diversos elementos, de periodos, de energías, de tiempos y, sobre todo, de espacios, vagamos por el espacio terrenal dispuestos a fundirnos con otra energía y formar estrellas. Estrellas que iluminen espacios.
Las relaciones en nuestro mundo son como las estrellas. Las estrellas son únicas, parecidas todas ellas en la composición, diferentes en tamaño, medidas en su energía y resplandor, pero todas diferentes. Así son las relaciones. Las relaciones amorosas, esas que transmiten calor, fuego, energía, son únicas, parecidas en composición y medidas socialmente, sin embargo diferentes.
Las estrellas –que no los planetas– se forman a lo largo y ancho del universo y las hay de diversos tipos: enanas, azules, rojas, gigantescas… cada una cumple una función en particular –y al momento que se juntan dos estrellas una colisión descomunal ocurre– y es diferente en tanto no es la misma. Una relación de obviedad. Las estrellas que tenemos en mente más a menudo, que son las que nos enseñan en la casa y en la escuela, son esas que parecen eternas, bellas, inexpugnables –aunque no sean ninguna de estas– brillantes y que posibilitan la vida. Armoniosas. Pareciera que estarán ahí por siempre y que sin ellas todo lo que las rodea se perdería. Muchas hay como esas. Y todas ellas habrán de morir, algún día.
Sin embargo, también hay estrellas que se crean en el momento menos indicado –aunque si es el oportuno– y en el lugar menos adecuado –aunque sea el propicio–; esas tristes estrellas, tristes, están condenadas a desaparecer más pronto que temprano. Aún así, su misión fue juntar los elementos que las formaron para brillar por un breve espacio y después desaparecer, dejando un rastro inmenso de destrucción, un estallido que desentona a la gravedad y dispersa los elementos que la constituyeron. Esas estrellas cumplieron un propósito en específico al entregar, con su creación e inminente destrucción, orden y proceso dentro del sistema caótico universal.
Las relaciones también las hay así. Aquellas que parecen bellas, inexpugnables y eternas. Enormes y brillantes gracias a que se juntaron los elementos adecuados para formar en el espacio idóneo esa relación, una relación que proveerá de vida y orden en un minúsculo espacio del orden universal. Sus elementos, en algún momento, fueron parte de otras estrellas –e inclusive planetas, ensimismamiento del individuo con la obligación de, en algún momento, trascender y convertirse en estrella– y llegaron hasta ese lugar para posibilitar lo que ahora es…a partir de lo que ya no será más.
Y esas otras, aquellas que ya no son más, las efímeras, las pequeñas, las condenadas por la gravedad –o la encopetada crítica social– son olvidadas. Pareciera que lo que las rodea, al momento de crearse, ya las lloran sin antes terminar de ver su cometido. Las avientan a la destrucción y se alejan sabiendo que terminarán por estallar, aún antes de verse iluminadas por su primer brillo. Pobres estrellas pequeñas, pero aún más pobres los demás elementos y estrellas soberbias que las juzgan sin saber que algún día fueron parte –o serán– de una pequeña. Así son estas relaciones, efímeras, enérgicas o juzgadas, pero que proveen de la suficiente materia para poder construir una estrella más grande. Pobres de los astrónomos que se la viven espiando a las pequeñas –como padres amorosos, ciegos de razón y con un pasado enterrado– y condenando desde un momento su aparición; no saben que quizá, si esos elementos se juntaran en otro espacio lograrían crear estrellas aún más grandes que las que sus telescopios han logrado visualizar.
El consuelo de estas pequeñas es que, a pesar de estar condenadas a la desaparición, al igual que las grandes y los astrónomos expectantes, es que tienen la capacidad de moverse. De trasladarse y trascender. De alejarse de la mirada expectante del astrónomo o del fulgor quemante de las grandes. De alejarse de las energías que las oprimen, justo cuando más energía poseen y entonces sí, crecer y dejar de ser pequeñas, para convertirse en un astro brillante y que, en apariencia, no dejará jamás de existir. Todo depende de ellas, es su único consuelo. Es su único momento.
Y es que al final, nos parecemos tanto, cuando estamos juntos, a las estrellas.

Entre estrellas y planetas.
Managua, Nicaragua.
VARGAS GÓMEZ
26 diciembre 2007

16.12.07

Al lado del camino

Espero que todos estén bien -¡vaya forma de iniciar mi texto!-, les dejo estas letras que, sin duda, no creo que pudieran acomodar mejor en este momento de mi vida...
Gracias por siempre estar ahí, amigos.

me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta abrir los ojos y estar vivo
tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se estrellen en la nada
vivir atormentado de sentido
creo que ésta, sí, es la parte mas pesada

en tiempos donde nadie escucha a nadie
en tiempos donde todos contra todos
en tiempos egoístas y mezquinos
en tiempos donde siempre estamos solos
habría que declararse incompetente
en todas las materias de mercado
habría que declararse un inocente
o habría que ser abyecto y desalmado
yo ya no pertenezco a ningún istmo
me considero vivo y enterrado
yo puse las canciones en tu walkman
el tiempo a mi me puso en otro lado
tendré que hacer lo que es y no debido
tendré que hacer el bien y hacer el daño
no olvides que el perdón es lo divino
y errar a veces suele ser humano

no es bueno hacerse de enemigos
que no están a la altura del conflicto
que piensan que hacen una guerra
y se hacen pis encima como chicos
que rondan por siniestros ministerios
haciendo la parodia del artista
que todo lo que brilla en este mundo
tan sólo les da caspa y les da envidia.
yo era un pibe triste y encantado
de Beatles, caña Legui y maravillas
los libros, las canciones y los pianos
el cine, las traiciones, los enigmas
mi padre, la cerveza, las pastillas los misterios el whisky malo
los óleos, el amor, los escenarios
el hambre, el frío, el crimen, el dinero y mis 10 tías
me hicieron este hombre enreverado

si alguna vez me cruzas por la calle
regálame tu beso y no te aflijas
si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo, es que pasó una brisa
la brisa de la muerte enamorada
que ronda como un ángel asesino
mas no te asustes siempre se me pasa
es solo la intuición de mi destino

me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta regresarme del olvido
para acordarme en sueños de mi casa
del chico que jugaba a la pelota
del 49585
nadie nos prometió un jardín de rosas
hablamos del peligro de estar vivo
no vine a divertir a tu familia
mientras el mundo se cae a pedazos
me gusta estar al lado del camino
me gusta sentirte a mi lado
me gusta estar al lado del camino
dormirte cada noche entre mis brazos
al lado del camino
al lado del camino
al lado del camino
es mas entretenido y mas barato
al lado del camino
al lado del camino


Fito Paez.
16 diciembre 2007
VARGAS GÓMEZ

11.12.07

Del rencor y sus penumbras

Me dieron ganas de retomar un texto que escribí no hace mucho, hace tan sólo unos meses, este mismo año. Lo retomo por varias razones, la principal -para no exponer todo un caso que ha acontecido en mi vida con una persona, de por sí, indeseable- porque estaba revisando el otro blog que cree y que por circunstancias diversas pocas personas llegaron a visitar...

El texto se titula igual que esta columna y, bueno, se los dejo, así como yo me dejo por aquí...a ver que les parece, por lo pronto les mando un abrazo y si, es una verdadera penumbra el rencor...

Quizá no haya sentimiento más destructivo que el rencor. En estos momentos me vienen a la mente –y mi corazón se estremece al recordarlos– algunos sentimientos parecidos como el resentimiento o el odio, sin embargo no creo que estén a la altura demoledora del rencor.

El odio, por ejemplo, es más un sentimiento que se provee de una acción pasada con un otro o suceso y que, al afectar algunas fibras de nuestra existencia, nos provoca un sentimiento de repulsión al grado de no querer tener que ver más con el objeto que nos haya provocado dicho sentimiento.

El resentimiento, por otro lado, surge a partir de un sentimiento no correspondido –y vale la pena subrayar la importancia de lo que el sujeto en cuestión esperaba obtener del otro– y que deja secuelas en nuestro corazón sobre el comportamiento del otro con nosotros, provocando recelo en futuras interacciones y que radica, principalmente y como lo acabo de especificar, en nuestro corazón y nuestros propios fantasmas que se proyectan sobre deseos frustrados.

El rencor es acción pasada, sentimiento no correspondido y daño permanente. El rencor se conjuga en pretérito, futuro y pospretérito. El rencor se anida en tu corazón y controla tus acciones, instigándote a golpear donde más le duela al otro. El rencor te quita el sueño porque te pone a cavilar sobre nuevas formas de destrucción y venganza a corto, mediano y largo plazo al mismo tiempo. En verdad no creo que haya sentimiento más destructivo que el rencor.

El rencor es atravesar el camino en medio de las penumbras, en ese momento en que no está totalmente oscuro como para no ver nada pero que no hay la suficiente luz como para distinguir lo que nos rodea, tiñéndolo todo de sombras. Es pensar que esas sombras son el mismo enemigo que está al acecho y que en cualquier momento nos quiere dañar y por lo mismo ir golpeando todas las sombras.

El rencor vive y se reproduce entre penumbras, jamás a la luz directa del sol. Aquel que vive con rencor, pues, es aquel que camina solo por un valle de sombras.

Y lo que me resulta sorprendente es que en mi diario caminar me encuentro con muchas personas que caminan con rencor. Es voltear y ver figuras que se desdibujan, borrosas, grises, que se cruzan en tu camino.

Después de mucho cavilar he llegado a la conclusión que si viven con rencor es porque, irónicamente, el rencor les permite seguir viviendo así. Lamentándose. Curioso, pero después de pensarlo mucho y otro tanto más, el rencor radica en el lamento propio, en el orgullo herido y no en lo que –propiamente dicho– hizo o dejó de hacer el otro. Vivir en la penumbra del rencor es caminar herido en el orgullo propio por que el otro nos hirió y lo que más causa dolor –y el surgimiento del rencor– es el sentirnos traicionados. Es vivir en esa acción pasada recordando lo que nosotros no dejamos de hacer, saborear el sentimiento no correspondido enjuagándonos los labios y la entrepierna con lo que nosotros entregamos, sentir el daño permanente deseando que el otro sienta lo que nosotros sentimos tres veces más.

Y al final el rencor lleva, curiosamente, su nombre con nuestro apellido.

11 diciembre 2007

VARGAS GÓMEZ

19.11.07

Machote No. 1

“Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”

Heráclito


No nos detenemos a pensar en las consecuencias que la acción de un sencillo hombre –o mujer– pueden provocar en el transcurso de la historia. Desde la elección de erigir una casa en un monte o en un valle y que transformará, con el paso del tiempo, la percepción del lugar y el estilo de vida de sus habitantes. Desde una vuelta, un disparo al aire, un animal cazado, no nos detenemos a pensar en las consecuencias de una simple acción –decisión. Nuestro origen mismo es fruto de ese tipo de situaciones, desde el momento mismo en que somos concebidos.

Cuando los amantes se encuentran –o un desconocido con una desafortunada– y se produce un acto sexual, en ese minuto específico, permite la fertilización de un determinado óvulo con un espermatozoide de igual condición. Una fertilización que no podría darse de igual forma –con el mismo espermatozoide y el mismo óvulo– unas horas antes o después. Somos producto, desde nuestra concepción misma, de decisiones envueltas en un tiempo mortal, el tiempo del hombre. Tal pareciera que no podemos escaparnos de ello, aunque la pregunta sería: ¿deberíamos?

Así se nos pasa la vida en acciones concretadas con visión inmediata y no causal. ¿Por qué decidimos emprender determinado viaje? ¿por qué decidimos que no queríamos seguir adelante y nos hicimos a un lado en ese momento? ¿Por qué elegimos construir o destruir en algún lugar? Pienso inclusive en decisiones de personas que tuvieron un solo momento histórico para después no figurar y que su nombre se olvidara de los libros de historia; personajes que a lo largo de su vida vivieron de manera común, sin grandes giros ni perturbaciones en la sociedad en la que se encontraban hasta que se cruzaron con determinado individuo y su reacción ante él/ella provocó un cambio en la historia. Pienso en personajes como el hombre que le dijo a Hitler que no era aceptado en la Academia de Artes Plásticas y que lo llevó por otro rumbo en su vida, trágicamente de sobra conocido. Pienso también en personajes históricos con decisiones que en el momento se antojaban importantes y con el paso del tiempo se han valorado como trascendentales, como Chamberlain, contemporáneo de Hitler, que decidió volver a llamar a Churchill a las altas esferas de la política británica y, posteriormente, postularlo como Primer Ministro en lugar de su más cercano competidor. Pienso en Cervantes y su encierro con piratas moros durante varios años, que le darían elementos para escribir la más celebre obra de habla hispana. Pienso en Hidalgo y su decisión de no tomar la Ciudad de México. Pienso en los aztecas dejando huir al ejército de Cortés en lugar de perseguirlo en aquella “noche triste” –en la cual, por cierto, Cortés no lloró bajo un árbol–. Pienso en Agamenón dejando pasar el pretexto de Helena para invadir Troya. Pienso en tantos ejemplos, en palabras proferidas en determinado momento que serán recordadas pasado el tiempo y que provocarán ciertas decisiones. Pienso en silencios elegidos. Pienso en rumbos elegidos que llevan al encuentro con personas que hace tiempo no se veía. Pienso en mi propia vida. En nuestra propia vida.

Pareciera que nuestra vida la tomamos muchas veces como si fuera un taxista: llevar de un lugar a otro las situaciones y decisiones que se nos aparecen sin preguntarnos por las consecuencias de las mismas a largo plazo y en distintas direcciones –es decir en las vidas de los demás. Vehículo de destinos. El taxista no se pregunta por que va a determinado lugar el pasajero en turno, simplemente abre la puerta, pregunta la dirección, dibuja un mapa mental de la ruta más favorable y se dirige en esa dirección; el taxista no sabe si el hombre taciturno que se acaba de subir acaba de perder su empleo y llegará a su casa antes de tiempo para encontrar a su joven mujer desnuda en los brazos de otro hombre originando un drama; el taxista no se pregunta ni sabe si la joven que acaba de tomar como pasaje sufre una severa crisis nerviosa y después de un lago viaje en silencio hasta el punto de destino, se intoxicará con una sobredosis de tranquilizantes. El taxista no se pregunta si ese niño sentado con su madre en el asiento trasero llegará un día a ser Presidente de la República y, por voltear a ver una falda en medio de la calle, colisiona con otro coche, derivando en el fallecimiento de los tres tripulantes del coche –incluyendo el que hubiera sido Presidente y autor del resurgimiento del país. Fin del taxista, fin de la historia.

Tal pareciera que nos comportamos como taxistas de nuestro destino. Pareciera. También pareciera que, algunas veces, el destino nos utiliza como taxistas de la historia. Es cierto que no podemos clarificar las consecuencias de todos nuestros actos sobre nuestras vidas y menos sobre las vidas de terceros. Inclusive este texto se podría llenar de puro “y si…”, yéndonos a imaginar mundos paralelos, alternos, en los cuales no hubieran existido determinados personajes o se hubieran construido ciertas ciudades. Incluso este texto podría no haberse escrito si no estuviera sentado en la terraza de un café en un pueblo platero de Guerrero y previamente me hubiera subido a un teleférico para admirar la magnificencia de la obra humana y la diferencia que hubiera existido de haber elegido el monte vecino.

Arquitectos de nuestro destino suena acertado aunque, a mi parecer, pretencioso. Un arquitecto diseña y planea con borradores de por medio para poder dirigir la construcción de una obra. Nosotros no somos más que borradores de una existencia que no tiene forma de ser comparada con una alterna, el machote de una existencia erigida y sostenida en mitos, dioses, sospecha y, sobre todo, miedos. Decisiones que se cruzan en el devenir de la vida. Producto de nuestras decisiones y también de la de los demás. Por más millones de seres humanos que seamos al final pareciera entonces que somos un solo individuo al conjuntar nuestras decisiones y acciones. Desde el fornicio hasta un salto equivocado, nuestras acciones viven recreando el ambiente de esta, que preferimos llamar, la historia humana.

Taxco de Alarcón

17 noviembre 2007

VARGAS GÓMEZ

5.11.07

Un día más...

“¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?”

Joaquín Sabina


Se despertó. Como todos los días en los últimos seis meses, se despertó y se dirigió a la regadera. Se mojó. El agua caliente no lo reconfortaba como otros días; sentía una mancha, un lastre que no le permitía disfrutar de lo que los viejos tienden a llamar “un nuevo día”. No le importaba que tan nuevo fuera o si se trataba de día o de la noche.

- ¿Y si me fuera? –se preguntó en un susurro.

“Dónde”. Era la pregunta que le lanzaba el silencio disfrazado en las gotas de agua que repican en el suelo. Donde.

Hacía un buen rato que no se sentía así, quizá unos ocho meses, cuando había atravesado esa etapa tan difícil –situación que le duró medio año– y veía transcurrir su vida en una monotonía e impotencia tremendas ante la falta de actividad. Muchas cosas habían cambiado desde aquel entonces e inclusive llegó a pensar que eran momentos superados por completo.

Sin embargo, nada se supera por completo y todo tiene una continuación, lo que viene a alargar las cosas y, viéndolas desde la lejanía, convirtiéndolas en una sola serie de sucesos hilados y causales. Producto de las decisiones de cada individuo. Pero eso él no lo tomaba en cuenta, no por el momento, le sabía a mierda y no otorgaba descanso a su corazón cansado. Una pregunta más sería eso, una pregunta más. Desafortunadamente no se encontraba por los ánimos de estar respondiendo a exigencias sociales, posturas profesionales o ambiciones personales y quizá eso era una de las cosas que más le angustiaba, ya que significaba –para él– que no estaba seguro de lo que quería…o hacia donde iba.

Y así bajó a desayunar y, una vez terminado el magro desayuno, se dispuso a ir, como todos los días, al trabajo. El tránsito inconmensurable de todos los días: los carros, los neuróticos y las histéricas, los semáforos rojos que no extienden el verde, los incivilizados, la ruta más corta…“No logro entender ni aceptar las implicaciones que conllevaría mi desaparición. Sin duda estoy confundido, sin duda, sin embargo algo subyace muy dentro de mí…” pensaba mientras mantenía la mirada clavada al frente. Lo que más le angustiaba era no saber exactamente lo que tenía.

Al llegar a su oficina se encontró con un clima gélido. Trató de aclimatarse y no pudo. No estaba ni frío ni caliente. Parecía que ni siquiera estaba. La pantalla de su computadora encendida reflejaba igual inactividad. Revisó lentamente la lista de pendientes. “Bastantes”, murmuró mientras repasaba los garabatos escritos apresuradamente el viernes anterior, cuando lleno de expectativas, salió corriendo de la oficina rumbo al concierto. Bastantes y con poca disposición para solucionarlos.

Volteó de nuevo hacia la pantalla y abrió el procesador de textos. El cursor parpadeaba, expectante, mientras él se decidía a ponerse a escribir o a contestar correos electrónicos interminables que derivaban en él de una u otra forma. Escribió.

En momentos como éste, quisiera saber si debo estar solo o no. No es que no distinga a la persona con quien me gustaría estar o con quien dejar de ser, es tan sólo que no distingo, dentro de mí, la necesidad de mi alma y de mi corazón.

No logro distinguir si acaso quisiera permanecer en una isla desierta y ahí dedicarme por entero –y por un tiempo determinado– al conocimiento de mi alma y al impávido escuchar de mi corazón o, por el contrario, sentarme en flor de loto con esa persona tan querida y desnudar mi sentir. Abrir mis ojos. Cerrar mis manos. Estar acompañado y así permanecer por un largo rato.

Más de lo mismo. Se estaba comenzando a cansar de su misma sensación, ya no sólo le provocaba confusión, ya también comenzaba a provocarle hastío. En ese momento, como respondiendo a una petición no formulada pero si pensada, sonó el teléfono. Era su novia:

- ¿Si? –preguntó sin quererlo así.

- ¡Hola, mi amor! –respondió ella, sabedora ya, un poco, de lo que desde un día antes le venía explotando misteriosamente.

- Hola, nena, buenos días.

- ¡Buenos días! ¿Cómo estás?

Silencio. Por cuatro largos segundos no se escuchó más que el teclear de algunas computadoras de los compañeros adormilados de la oficina.

- Bien, mi amor –mintió– tratando de empezar a trabajar.

- No te escucho bien –le desmintió.

- Bueno…no sé ¿recuerdas lo que te dije ayer? Me siento mal –disminuyó notoriamente el volumen de su voz–, no logro distinguir lo que necesito. Lo único que logro distinguir es una pena que me agobia, que me impide respirar. Es como un puño que radicara dentro de mi estómago y de ahí subiera, lentamente, hasta llegar a mi traquea y ahí apretara, me estrangulara –confesaba al tiempo que imitaba el movimiento con su mano– sin piedad.

- Mi amor…¿por qué no lo sacas? –preguntó ella inocentemente.

- No puedo. No puedo ni llorar, mis ojos me gritan y me acusan mi falta de sensibilidad al no poder soltar la marejada que contienen. No puedo, por más que quiero. Mi mente me traiciona, me marea –mi imaginación se oscurece, pensó– y mis miedos afloran al punto de pretender no ser más miedos e intentar convertirse en razones. Eso, mis miedos parecen razones…

- ¿Fue algo que dije? –preguntó temerosa.

- No, mi amor –aunque no estaba totalmente seguro– no sé porque estoy así. Ayer por la noche, después de la reunión obligada, al llegar a mi casa, comencé a sentirme así. Y me desespera. Me siento solo, esa es la verdad, sin saber si quisiera estar realmente solo o acompañado y no lo digo por ti, no lo tomes personal, por favor. Me siento confundido, sin saber que tengo que hacer, hacia dónde ir, con quien y de qué forma. Son tantas preguntas, mucho silencio. ¿Estoy dónde realmente quiero estar? Me pregunto si hago lo que tengo que hacer, sobre lo que tengo que decidir, si acaso sé hacia donde voy y si tengo que ir allí…

- Te amo –fue lo único que se escuchó del otro lado del auricular. Era una confesión sincera, sin duda. Era un sentir sincero y entregado, un tanto desesperado, muy al estilo de ella, que le hacía sentir que ella estaba con él.

- Yo también, eso no lo dudes.

Se dijeron unas cuantas cosas más y colgaron. Ambos estaban en sus respectivos trabajos y ese tipo de pláticas no se dan bien en una oficina y menos a esas horas del día. Se dispuso a trabajar. En ese momento, la luz se fue. Un pretexto para evitar el desempeño pero un motivo más para preguntarse el motivo de estar ahí sin poder hacer nada. Volteó a ver hacia la calle, por la diminuta ventana que tenía a su lado. El frío parecía ceder afuera mientras las personas –diminutas desde esa altura– caminaban apresuradas y metros antes de cruzarse ya trataban de evitarse, desviando ligeramente su camino.

Y se imaginó estando ahí afuera. Caminando sin evitar y vagando sin buscar. Sin esperar. Sólo caminar. Y se imaginó que se aventaba a través de la ventana que, aunque no se podía abrir –y menos romper y aunque se pudiera él no cabría a través– le permitía ver e imaginar lo que podría encontrar. En ese momento su ansiedad e incertidumbre se calmaron un poco. Se imaginó en parajes visitados en su pasado, en lugares donde había sido feliz y lugares donde había sido muy triste. Lugares que conoció y visitó solo. Se imaginó recorriendo un río debajo del mar, siguiendo la corriente. Se imaginó en una posición diferente, conociendo personas diferentes, escribiendo sus historias a la orilla de una puente romano. Y se imaginó un futuro, leyendo en una cabaña, sentado en una mecedora, uno de tantos libros con niños a su alrededor ansiosos por conocer tiempos distintos e historias algo interpretadas. Y se imaginó satisfecho, se imaginó acompañado de una viejecilla con cara borrosa pero que sentía había estado con él más de la mitad de su vida. Y se imaginó caminando por una montaña. Y se imaginó aventando letras. Y se imaginó siendo un bosque palpitante y exuberante. Y se imaginó siendo un martillo. Y se imaginó siendo un águila. Y se imaginó volando.

Y se aventó…

Un día más

05 noviembre 2007

VARGAS GÓMEZ


Noches de boda

Los dejo con esta hermosísima canción del señor Sabina...

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de boda,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.


gracias...
LBVG
05 nov 07

16.10.07

Y si de regresar se trata…

Podría entonces escribir de algunas cosas que han acontecido últimamente en mi vida, de los últimos meses –cinco, para ser precisos– a la fecha:

Siendo sinceros –de otra forma no tendría razón que estuviera escribiendo estas palabras– me ha costado sentarme a escribir este intento de texto. Me cuesta. Regresar a este espacio es algo que, indudablemente, deseo todos los días sin embargo son pocas, poquísimas, las ocasiones que realmente tengo para mí y la inspiración de tal forma que pueda escribir algo digno de pertenecer a este espacio y a ustedes. No es una cuestión de tiempo, es más bien una cuestión de proceder y disposición –bueno, y agreguémosle las obligaciones de pareja, léase con la novia– la que me ha arrebatado el sagrado momento de comunión que a lo largo de casi tres años ha formado este “blog” –no estoy seguro de llamarlo así– y que ha permitido que tú estés aquí leyendo estas líneas.

Proceder…

Si, sin duda es una cuestión de proceder. Mis hábitos y mis disposiciones se han visto trastocadas de lo que habitualmente fueron los últimos tres años de mi vida. Si bien llevo tres años y medio trabajando de manera formal, nunca antes un trabajo me había exigido tanto como el que ahora forma parte de mi tiempo y espacio. En Tycoon se han pasado los últimos cinco meses de mi vida, aprendiendo más de lo que esperaba, menos de lo que deseo y luchando día a día, sin embargo todo lo considero, más allá de los disgustos, malos ratos o sonrisas, como aprendizaje oportuno e invaluable. Estoy seguro que en mejor momento no me pudo tocar estar en Tycoon con los superiores que me rodean. Cada paso que doy representa, además de una novedad, un aprendizaje que no llega en el momento, más bien a la hora de recostar mi cabeza en la almohada, en ese momento en que todo se llena de tensa espera y sueños futuros y besos todavía presentes en los labios.

Ha sido toda una experiencia y una excelente oportunidad de ampliar mi red de relaciones y potenciales oportunidades laborales –futuras y por tanto nunca seguras. Así ha sido y es Tycoon. Por el momento no puedo decir otra cosa que permanezco en pie luchando día a día para abrirme camino y darle el lugar que se merece al nombre que orgullosamente porto y que mi padre me legó.

Por otro lado, ella. Siempre ella. Tormentosa, viento de primavera, marea que inunda, volcán pasivo pero nunca inactivo. Esa que siempre está, queriendo o no, pidiendo o sin necesitarlo, con esa sonrisa tan suya, tan tranquila. Su mirada siempre inquieta, buscando, preguntando en silencio. Su boca entre abierta, su piel como la nata y su respiración agitada. Ella que, de unos meses a la fecha –y de años atrás desde que entró a mi vida– ha transformado mi vida, mis costumbres, anhelos y, por sobre todas las cosas, ha abierto mi corazón, un corazón expectante y desbordante pero maltrecho por las heridas y decepciones.

Laura.

Describir lo que ha presentado en mi vida últimamente me resulta difícil…ha transformado mucho en tan poco. Sólo le puedo decir: Gracias.

Y así también a ustedes, por estar y seguir aquí. Sólo les puedo pedir una cosa: no se vayan. Participen. Opinen. Escriban. No puedo prometer pero si me puedo ofrecer a hacer más cercanos y continuos mis textos y regresos a este espacio. También a ustedes, gracias. A ustedes, a Laura, a mis amigos, a la vida. A la vida. Gracias.


Aprendiendo.

16 octubre 2007

VARGAS GÓMEZ

15.8.07

Un fugaz regreso

“Sólo lo impráctico perdura”

Metáfora hippie, romántica y vanguardista


Y reflexionando he pensado: En este mundo tan lleno de mediciones (a mí me pagan por algo que forma parte de las tantas mediciones posmodernas) que no respetan ni la intimidad psicológica, dónde todo es susceptible a ser comparado y puesto a consideración sobre la tabla de tasaje...en ese mundo dónde el entretenimiento es gobernado por el rating, lo único bueno que tiene éste (el rating) es que tiene algo de animal salvaje y no acepta domesticarse. Para asombro de los programadores, mientras se ponía de moda dejar de fumar, hacer jogging, someterse a la liposucción, la depilación laser y hasta hacer el amor no siempre y con sus restricciones, la honesta barriga de Homero Simpson llegó a la cima de la popularidad.

Eso, señores, me llena de esperanzas...todavía hay posibilidades...

VARGAS GÓMEZ
15 agosto 2007

p.d. no se pierdan la película por favor.

p.d.2. sé que me he perdido horrores...lo siento mucho prometo regresar muy pronto.

5.7.07

Ángel caido, diablo venido a menos.

El sabio nunca dice todo lo que piensa pero siempre piensa todo lo que dice

Aristóteles


Futuro sub-Marcos (porque terminarás igual de desvirtuado), esta carta es para ti:

Ahora quiere debate…

Él, aquel que se resistió a participar en ese debate entre candidatos, quiere participar en un debate contra el presidente legítimo, democráticamente elegido…

Él, aquel que se declaró a sí mismo como presidente legítimo y en medio de una ceremonia kafkiana con papel de baño pintado simulando una banda presidencial calificó al otro como “espurio", ahora lo reconocería ya que su conveniencia lo obliga. No se le olvide, señor López, que acudir a ese debate que usted reclama con tanta pasión –como todo en usted– es una manera indirecta de reconocer la figura del Presidente de la República…

Él, aquel que bramaba un complot en su contra, ahora busca por todos los medios, grupos de presión y artimañas, lograr articular el mejor complot al sistema y a Calderón…

Él, que pertenece al pasado político mexicano –con todo lo que eso conlleva, desde las prácticas, discurso y vestimenta–, quiere establecer un debate para hablar de eso precisamente: del pasado.

Señor López, no sea usted más un lastre para nosotros, nuestros bolsillos y nuestra democracia. Señor López usted propone un “debate” –porque así le dijeron que se llamaba, aunque realmente es una diatriba lo que propone– contra el Presidente de la República, Felipe Calderón. Y digo precisamente “contra” y no “con” porque esa sería la posición que usted tomaría y tomó desde el inicio: señor López usted quiere encarar a Calderón para preguntarle ¿por qué no aceptó un recuento de los votos? ¿por qué cometieron fraude? ¿por qué traicionó al pueblo? ¿por qué no le dio un puesto a sus compinches perredistas, aprobó una lavandería en el Palacio Nacional y realizó una verbena popular afuera de las albercas de aguas negras que rodean las playas de Marcelo Ebrard –bueno, esto último no lo diría pero bien que lo piensa, ándele, no se haga–?

¿Y sabe qué? De nuevo, todo eso, más allá de si son sus maniáticas ideas de un imperio maligno en contra de su imperio de luz (de la que se escapa por las cañerías que usted no solucionó), todo eso Señor López es pasado…su discurso de siempre, pasado, pasado y pasado. No podría tener un debate con o contra Calderón porque éste llegaría con proyecciones, planes estratégicos, deseos de reformas estructurales que poco a poco van tomando forma, ideas sobre seguridad…y usted preguntando: “ji, ji, yo lo je, Calderón, pero no jeasj ejpurio y dime a mi y al pueblo ¿por qué noj robajte?”…tristemente, con tintes menos humorísticos, esa sería su línea…

Tristemente, con actitudes como la de usted y otros políticos que se han encargado de crispar el ambiente político, polarizar las opiniones y desvirtuar nuestra endeble democracia, no podemos tener ese tipo de debates. En efecto, hermoso sería poder ver aquí en México casos como el recientemente ocurrido en España entre Rajoy y Zapatero, o el de Alemania, Inglaterra (que están más que acostumbrados a esto) y otros países...aquí no, con estas personalidades y discursos, no nos pueden dar a los ciudadanos que pagamos SUS desmanes, movilizaciones, paros, huelgas y marchas, por lo menos un poco de actitudes democráticas y serias. No nos la pueden dar.

Así es que ahora quiere debate…primero debería de sentarse solo (entre más lejos mejor) y trate de encontrarse en usted mismo una reflexión sensata de lo que está haciendo con su partido, nuestra democracia y nuestra sociedad. Señor López, vaya usted allá y a ver si puede regresar. Tristemente no irá y estará gritando, bramando, aullando en cada esquina (preferiblemente para usted desde su mansión michoacana) y operando con las pobres mentes desquiciadas que le sirven a usted de botín en lo que alguna vez llegó a llamar Ciudad de la Esperanza. Gracias, señor López, una vez más nos demuestra que no nos equivocamos jamás en NO darle nuestro voto…

Indignado.
05 julio 2007
VARGAS GÓMEZ


17.6.07

DE LA FELICIDAD DE MI ÚLTIMO MES

Ustedes disculparán la ausencia. Lo sé, he estado ausente por bastante tiempo y las excusas no valen para nada, siempre hay tiempo para todo: ahí está la clave, que mi tiempo lo he ocupado a otros menesteres.

Como muchos sabrán (y otros no) ya tengo novia. Si, es cierto, ya hay novia en la vida de Luis Vargas jajajaja, desde el 4 de junio. Laura, te quiero...Gracias por todo.

Después de ese breve espacio de cariño, supongo les quedará un poco más claro el motivo de mi desaparición. Digamos que mi novia se ha robado el tiempo libre que tengo y que aunado a la cantidad de trabajo que he tenido las últimas dos semanas, deja nada de tiempo para otros menesteres. Me voy a Cuba por trabajo y también han salido otras oportunidades muy interesantes (que en su momento plantearé, no vaya a ser que se sale) así que, en verdad, no me puedo quejar. Agradezco a Dios, la fortuna, mis amigos y mi novia que me encuentre ahora así. Toda mi vida ha mejorado y dado un cambio radical (no sé cuantos grados, la verdad no me importa) en el último mes. Todo aquello que en su momento fuera maldición, ahora es bendición. Es por ello que no encuentro excusas, sólo explicaciones y agradecimientos, a todos ustedes que, directa o indirectamente, me han traído a esta bella etapa de mi vida que espero no termine jamás.

A TODOS, A TODOS USTEDES, A AQUELLOS QUE HAN SABIDO PERMANECER EN LA TRINCHERA: GRACIAS.

Están los que son y son los que están,
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
Luis Vargas
p.s. regreso con un texto que me he tardado un poco en escribir.

31.5.07

Flor imperial

Y de pronto me preguntas como apuesto…

Déjame decirte, así, tal y como tú me preguntas, de repente, como apuesto: con todo y con las manos abiertas. Apuesto sin blofear y mirando a los ojos. Apuesto como puedo y como se me presenta el cielo reflejado en tus ojos. Apuesto con el corazón en una mano y mi sudor en la otra.

Apuesto por lo que quiero y me roba la atención. Apuesto por lo que sé me llevará a crecer mi corazón y no mis bolsillos. Apuesto por aquello que me brinda la inspiración necesaria de luchar por ganar y morir por no dejar atrás. Apuesto contra las cuerdas y hasta que mi corazón no tenga la fuerza como para poder pujar un poco más.

Apuesto siempre con el vacío en el estómago, nunca cuando lo tengo lleno. Apuesto cuando siento el miedo necesario para darme cuenta que estoy arriesgando gran parte de lo que soy y seré…por una sospecha.

Y así me preguntas y de esta forma te respondo, a los ojos y enseñándote mi mano. Y cuando te enseño mi juego, cuando te enseño con lo que puedo apostar, en ese momento mis motivos cobran vida y se me desviven por apostar por una sospecha que lleva tu nombre y apellido.

Apuesto por ti.

Y por ti arriesgo lo que he sido y lo que, probablemente, pudiera llegar a ser siempre y cuando ganara para tener tu corazón junto al mío.


Por la apuesta más grande que he hecho en muchos años…

31 mayo 2007

VARGAS GÓMEZ


30.5.07

Después del duelo (y quizá antes de que llegue)

Si, quizá antes de que lo sienta o lo duela, me adelanto tan solo un poco...

Lunes dos… la canción que comencé hace ya algún tiempo, tomó un poco más de forma el día de hoy; hoy precisamente que extrañé tus manos, hoy precisamente que olvidé tu voz.

Jueves cinco… extrañamente, la pantalla que tapiza el cielo me muestra una película nublada, yo la he visto tantas veces; hoy extrañé tu mirada, hoy me olvidé de ti… mi amada.

Viernes seis… y a manera de posdata lo confieso hermanos míos una hermosa madrugada, no llovió, esta canción… yo te hice una canción, este día, creo decirte adiós.

Nuevamente a solas, encarnando historia con memorias, nuevamente yo… a solas.

Nuevamente añejo el tenue sepia de mi rostro en el espejo, nuevamente yo… frente al espejo.

Más lo prometo no voy a llorar por ti… no, hoy ya no juro que muero por ti… hoy, por ti me voy, por ti no voy, me voy, adiós.

Pues estas velas decidieron ir al sur, donde algún día encontraré la luz.
Yo vi una luz, hoy vi una luz…

Y lo prometo no, no voy a llorar por ti, hoy ya no juro que muero por ti… hoy, por ti me voy, por ti no voy, adiós, me voy.

Pues estas velas decidieron ir al sur, donde algún día encontraré la luz.
Yo vi una luz, hoy vi una luz…
Hoy vi una luz…

Phito Torres

29 MAYO 2007
a fortiori
VARGAS GÓMEZ

27.5.07

regalo

Iba a escribir un cuento...iba. Ahora he cambiado de opinión; acabo de recibir un regalo, unas palabras que me encantaron, nunca había recibido un detalle tan hermoso en mi vida. Solo agradecer a quien me entrego tan hermoso regalo: gracias Ro...muchas gracias.

Trataré de encontrar la forma de anexar el regalo aquí o en alguna parte de internet, es una presentación de power point, así que si alguien sabe de la manera en la cual se puede subir una presentación y se pueda ver desde internet, por favor dígame.

Mañana publico lo que estaba haciendo. Por lo pronto les dejo el link...Gracias Ro!!!

http://www.freewebtown.com/papiluy/ViDeOs/Asies%E9l%5B1%5D%5B1%5D....pps


18.5.07

El aforismo de hoy...

Cada ciudadano estará tanto más dispuesto a consagrarse al esfuerzo de la guerra, si siente que su gobierno pone en marcha planes para un mundo mejor.


William Beveridge

14.5.07

YA TENGO TRABAJO

Brevemente:

Ya tengo trabajo.... jjajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja jajajajajajajajajajajaja jajajajajajajajajajajajajajajajajaja, la felicidad me embarga y necesita compartirlo, de nuevo brevemente, con todos.
gracias por su apoyo en estos tiempos difíciles.
Un abrazo y saludos,

Luis

P.D. Ya pueden consultar mi página (nuestra) en la siguiente dirección: http://www.einicio.com/paginas/sociedad-y-cultura.html

P.D.2. ya tengo trabajo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

P.D.3. Ya regreso con las columnas acostumbradas, pero esta noticia/semi-anécdota necesitaba mención.

11.5.07

De la dificultad de los jarrones

Hoy me percaté de la dificultad de los jarrones para sobrevivir la eternidad. Si tantas y tantas culturas han antecedido nuestros pasos, dejando a su paso miles de objetos, conocimientos, miedos, dioses y poses, me pregunto ahora ¿dónde están todos los jarrones de la antigüedad?
Sin duda existe una gran colección (quizá una de las más grandes en los museos en todo el mundo) de jarrones –inclusive de vasijas–, de todos los estilos: etruscos, romanos, precolombinos, de bronce, mármol, porcelana, plata y loza barnizada como los jarrones chinescos o tibores. Pero si nos detenemos un momento a reflexionar, sin ayuda necesaria de aparatos de cálculo o conocimientos avanzados de proyección estadística, nos daremos cuenta que son tan sólo unos pocos de todos los que han existido jamás en la historia de la humanidad.
¿Qué habrá pasado con el primer jarrón que un hombre creó? ¿Cuál habrá sido su final? ¿Lo habrán inmortalizado depositando en él las cenizas de su creador para después lanzarlo al fondo del mar? La fragilidad de los jarrones, sus materiales y su entorno resultan ser sus peores enemigos. El principal enemigo del jarrón es él mismo, por sus materiales y creación, así como su entorno, en donde hasta el viento podría hacerlo caer para que se rompiera.
Los jarrones de Pompeya, sin embargo, sufrieron el mismo destino que sus dueños, dejando tan sólo su silueta para nuestro recuerdo. Otros no tuvieron la misma suerte: sucumbieron ante catástrofes, por la ineptitud o desamor de sus creadores y dueños o por el paso del tiempo, quebrándose ante el paso inexorable del tiempo haciendo patene la dificultad de un jarrón para sobrevivir la eternidad.
innerhalb eines Vase
inside a vase
VARGAS GÓMEZ
08 MAYO 2007

21.3.07

Carta de despedida

Señoras y señores,


 

Escribir esta esquela resulta harto impactante para mí. Jamás imaginé con este momento y mucho menos como empezar este texto. Es por esto que, estas palabras resultan con un cariz melancólico, confuso y con una carga de ira.


 

Este es el último post del DEUTERONOMIO 8, 17 hospedado en papiluy.blogspot. De ahora en adelante pueden visitar el nuevo alojamiento de estas letras en http://luisbvargas.blogspot.com en donde encontrarán las ultimas columnas y sobre todo el motivo por el cual ha cambiado de sitio estas letras.


 

Así pues, gracias por todo a este espacio y a ustedes que han seguido por todo este tiempo las divagaciones de este loco.

Gracias.


 

21 marzo, 2007

LUIS BENJAMÍN VARGAS GÓMEZ

15.3.07

Tragedia personal

Mi amor, si tú supieras la cantidad de deseos me haces bombear, probablemente no serías tan cruel.


Me pregunto si en verdad habré nacido para el amor…

Me he dado cuenta que soy muy susceptible. Me he dado cuenta que vivo en una tragedia que yo mismo he alimentado y actuado; una tragedia que me impusieron en el primer acto y me ordenaron que escribiera los actos posteriores. Mi tragedia es morir por amor, vivir por amor y, sin embargo, temerle al amor como a ninguna otra cosa.

Cualquier guiño en falso, una mueca, un silencio, una desavenencia me hacen sentirme amenazado, a mí y a mis aspiraciones –dictadas por un corazón enamorado–.

Es una tragedia que afortunadamente me toca escribirle un final, pero que tristemente no me siento con la seguridad de dejar de interpretar el personaje principal y que otro más tome el rol.

No tengo a la musa, quizá, que me otorgue la inspiración para cambiarlo. Y lo que más temo es que ella llegara, invadida de precauciones y yo, en mi tragedia, no la sepa ver. Y tomar. Y amar. Me aterra.



We crossed the line
Who pushed who over?
It doesn't matter to you
It matters to me
We're cut adrift
We're still floating
I'm only hanging on
To watch you go down
My love

I disappeared in you
You disappeared from me
I gave you everything you ever wanted
It wasn't what you wanted

The men who love you, you hate the most
They pass RIGHT through you like a ghost
They look for you, but your spirit is in the air
Baby, you're nowhere

Oh...love...
You say in love there are no rules
Oh...love...
Sweetheart,
You're so cruel

Desparation is a tender trap
It gets you every time
You put your lips to her lips
To stop the lie

Her skin is pale like God's only dove
Screams like an angel for your love
Then she makes you watch her from above
And you need her like a drug

Oh...love...
You say in love there are no rules
Oh...love...
Sweetheart,
You're so cruel

She wears my love like a see-through dress
Her lips say one thing
Her movements something else
Oh love, like a screaming flower
Love...dying every hour...love

You don't know if it's fear or desire
Danger the drug that takes you higher
Head in heaven, fingers in the mire

Her heart is racing, you can't keep up
The night is bleeding like a cut
Between the horses of love and lust
We are trampled underfoot

Oh...love... You say in love there are no rules
Oh...love...
Sweetheart,
You're so cruel

Oh...love...
To stay with you I'd be a fool
Sweetheart
You're so cruel

9.3.07

A modo con el Kundera

Lunes dos… la canción que comencé hace ya algún tiempo, tomó un poco más de forma el día de hoy; hoy precisamente que extrañé tus manos, hoy precisamente que olvidé tu voz.

Jueves cinco… extrañamente, la pantalla que tapiza el cielo me muestra una película nublada, yo la he visto tantas veces; hoy extrañé tu mirada, hoy me olvidé de ti… mi amada.

Viernes seis… y a manera de posdata lo confieso hermanos míos una hermosa madrugada, no llovió, esta canción… yo te hice una canción, este día, creo decirte adiós.

Nuevamente a solas, encarnando historia con memorias, nuevamente yo… a solas.

Fragmento. P. Torres.

8.3.07

Voten por favor


¿Cuál de estos títulos les gusta más para título de un libro de cuentos?
Diálogos de café
Cuentos de café
Entrelíneas
Del café y sus historias
otra? por favor envien sugerencia a papiluy@hotmail.com
Free polls from Pollhost.com





Tambien pueden dejar su sugerencia aquí, en los comments. Gracias. Me resulta de mucha ayuda. Por cierto, otra idea, ¿les gusta Cuentos del Kundera?
Luis

7.3.07

7 de marzo 2007

La ausencia tiene explicación. Estos últimos días definitivamente no han lo más tranquilos que pudiera haber experimentado y distan mucho de ser lo más amigables. Mi abuelo se enfermó aún más y lo tuvieron que internar de gravedad el sábado al mediodía y me tuve que quedar a dormir en el hospital tres de cuatro noches. Mis días han girado en torno a esa situación, aunado a la perspectiva personal de mi falta de trabajo y, ¿por qué no? también de soledad inexplicable y para ojoso ajenos, ilógica.

Así pues, aquí estoy, ahora que tuve tiempo me dispongo a informarlos de estas y otras situaciones. Espero pronto terminar el otro cuento.

Saludos,

Luis

1.3.07

El celular

Justo cuando sonreía por haber olvidado aquellos dolores que tanto tiempo y por tanto espacio anegaron su corazón, decidió llamarle a esta mujer que había conocido hacia tan poco tiempo. Esperanzado, dirían algunos. Enamorado, dirían las pequeñas jovencitas de secundaria que se reúnen en las afueras del colegio para ver salir al rey del baile. “Entonces recordé porque había olvidado al amor”, se dijo Víctor.
A decir verdad, lo que aquejaba a Víctor no era algún sentimiento provocado directamente por Susana, ni mucho menos –con trabajo y había hablado más de dos horas con ella–. Era más bien algo interno, producto del pasado que todos arrastramos, de una u otra forma.

- Se me dificulta volver a amar –y sus ojos se clavaban en el espejo, pretendiendo que lo que decía era más que una confesión, un discurso. De vez en cuando surgen esos dedos trémulos y retorcidos, negros, que me tratan de jalar.

El celular descansaba en el tocador del baño. Parpadeaba. Víctor volteó a mirar y se desilusionó al ver que el parpadeo se debía a que el teléfono anunciaba que pronto se quedaría sin batería. “The black dog threatens with its return”, susurró. Recordaba a Churchill y su peregrinar por el desierto político de los años treinta. “I won’t let it happen” y parecía que esta vez se lo decía muy en serio o por lo menos sus ojos así parecían afirmarlo.
Hacía aproximadamente tres años que Víctor había dejado atrás a Fernanda, eso de acuerdo a los observadores. Realmente tenía menos tiempo que Víctor había logrado por fin dejar atrás a Fernanda y, además, no fue él quien propiamente deshizo el compromiso, fue Fernanda. Sin embargo el tiempo hace que la perspectiva de las cosas cambie de tal forma que todo termina ocupando un lugar distinto al que ocupara al momento del suceso en cuestión. Hoy, tres años después, Víctor se encontraba un poco más delgado, con otro peinado y diferente trabajo, viéndose al espejo, como tratando de reconocerse, pero le salió tan mal. En vez de reconocer –por lo menos directamente– al reflejo que tenía enfrente, comenzó a reconocer esa vieja plática, tiempo atrás:

- Primero me mandas a la mierda, sin tomarme en cuenta, sin preguntarme siquiera qué tipo de mierda preferiría y después apareces como el Hada madrina a Cenicienta, prometiéndome la felicidad eterna disfrazada de unos cuantos segundos.

Sus palabras eran vehementes. Sonaban duras pero su tono no era tal, más bien de recelo, como queriéndose guardar de un nuevo agravio que terminara por destrozar lo poco que le había quedado en pie.

- ¿Por qué dices que disfrazada de unos cuantos segundos? –le preguntó Fernanda.
- Si, los pocos que te apareces, los pocos en los que te muestras. Los pocos en los que me quieres –respondió Víctor con la mirada gacha.
- No te quiero segundos –Fernanda sonaba al mismo tiempo apenada como ofendida y confundida–, te quiero siempre.
- Si…siempre –y ese siempre de Víctor sonaba tan corto como el caer en el suelo de la moneda de la mesera.
- Y si me alejé no significa propiamente que te mandara a la mierda, como dices tú.

Víctor se echó para atrás. Era su típica postura cuando comenzaba a desesperar. Se quedó mirando fijo a Fernanda con esos ojos que a ella siempre le habían cautivado.

- No te entiendo –le dijo él– pero no importa, total, se vivir con eso, ¿sabes?
- Si ahora estoy aquí es porque te quiero y me duele tanto estar lejos de ti
- Y que me quieras de a poco y por poco…-fue su contestación antes de pararse al sanitario.

Había pasado tanto tiempo desde aquella plática. Recordaba que Fernanda lo había buscado y él había accedido a los treinta segundos, conciente de que en el fondo no deseaba otra cosa que tenerla con ella. Sin embargo el dolor y el resentimiento habían hecho hogar dentro de él y no le permitirían una tregua que, por otra parte, hubiera resultado inútil. Al mes de esa plática Fernanda se había enrolado en una nueva relación con un tipo tan patético que resultó ser más manejable de lo que fuera Víctor el último periodo de su relación con Fernanda.

- ¿Entonces? –le dijo Víctor al tiempo que se sentaba de nuevo enfrente de ella.
- No se –contestó ella viendo fijamente al vaso lleno de agua.
- No te entiendo...
- ¿Qué es lo que no entiendes?
- ¿Por qué estas aquí? ¿Por qué de pronto apareces? ¿Por qué de pronto recoger el corazón del fuego? –y su tono de voz cambiaba lentamente, como dándole un énfasis mayor sin levantar la voz– ¿Por qué de pronto decidiste que algo importaba y tenías que volver a verme? –y su mirada se volvió a clavar en Fernanda, como presionándola por una respuesta sincera, quizá la primera en mucho tiempo.
- Siempre supe que importabas, simplemente quería alejarme un poco para ya no sentir –y la mirada de Víctor cambió repentinamente, como si le hubiera dado una bofetada y al segundo siguiente su mirada se clavó aún más entrecerrando los ojos sobre Fernanda–, pero no pude dejar de sentir…no pude.
- Entonces ¿qué has decidido? Sigo sin entenderte.
- ¿Qué es lo que no entiendes?
- ¿Por qué estas ahí, viéndome...pretendiendo darme un espacio para amar..?
- Porque te quiero –y esta vez sus ojos fueron los que se clavaron en Víctor que cayó en un silencio tremendo. Sin saber que decir ni que hacer, se mantuvo en silencio por lo que parecieron ser eternos diez segundos, en que ninguno de los dos cruzó palabra alguna. Lo único que podían hacer era verse; Víctor levantaba por momentos la mirada para encontrar a Fernanda que lo veía sin verlo en un punto en concreto. Después de unos segundos, tuvo que ser Fernanda quien tomara la palabra.
- Y sé que tú lo sientes, de lo contrario no estarías sentado aquí –esta afirmación había vuelto a molestar a Víctor, era como si Fernanda lo quisiera amedrentar, era un recuerdo de aquellos tiempos en los cuales se había sentido dominado y se había sumido en un estado de obediencia por no saber vivir sin ella.
- Si, quizás ahí esté mi error, en quererte tanto, indefinidamente y sin excusas –ella quiso hablar pero Víctor levantó ligeramente el tono de voz, como para no ser interrumpido, a sabiendas que Fernanda le increparía el término error–. Digamos pues que sin decisiones unilaterales, sin tiempos específicos. Nunca te he puesto una restricción y jamás he tratado de poner una distancia entre tu y yo. Sólo he permanecido aquí...

Recordaba con precisión la plática a pesar de que había pasado largo tiempo de aquella reunión a la fecha. Sabría Dios donde estaría ahora Fernanda y que sería de su vida y, para ser sinceros, tampoco le importaba.
Ya se había terminado de arreglar y el celular ya había cargado su batería un poco. Se disponía a salir rumbo a su trabajo y vio su celular buscando si acaso había algún mensaje de texto o alguna llamada perdida que él no hubiera notado. Nada. “Y si le llamara” pensó Víctor viendo el número telefónico de Susana. “No, mejor no, en una de esas piensa que la estoy buscando demasiado y para cómo me han dicho que es, se me asusta”. Sonrió pero no de gusto, mas bien de resignación, como quien pierde una batalla pero sonríe sabiendo que en unas horas llega el batallón más grande de su ejército y el enemigo ha usado todo lo que tenía a su disposición.
Trató de encender el coche y no funcionaba. Otra vez el error de la computadora. Era ilógico, después de haberlo llevado dos veces a la agencia seguía teniendo el mismo error. Esa tarde lo escucharían, sin duda. Ilógico como la plática de Fernanda.

- No hubo día en que dejara de pensar en ti. Ni uno sólo –hizo una pequeña pausa para beber del vaso mientras Víctor trataba de encender el encendedor que no funcionaba–, y en el fondo esperé que tú me llamaras, te aparecieras, pero no.
- ¿Para? –y logró que el encendedor respondiera.
- Para que me escucharas.

El coche por fin encendió. Definitivamente lo iban a escuchar esa tarde. Ya había perdido cinco minutos y con el tránsito de esa hora probablemente llegaría tarde a la oficina.

- Lo irónico es que no he hecho otra cosa que escucharte...
- No puedo salir con nadie; me paso el tiempo no hablando, si no pensando en ti.
- ¡Coño! Perdón pero es que cada vez te entiendo menos ¿Cómo me puedes decir eso cuando ayer mismo te dije por el chat que necesitaba platicar contigo y me dijiste que estabas demasiado ocupada? La semana pasada, para pronto, que te encontré en aquel lugar me saludaste brevemente y te invité a sentarte en mi mesa y me dijiste que no podías, que otro día hablaríamos ¿Por qué quieres hablarme ahora? ¿Para qué quieres saber de mí? Por favor –y le tomó las manos casi como rogándole claridad, una claridad que ella nunca había poseído– se clara conmigo.
- La verdad es porque te quiero. Y si me fui es porque pensé que esa era la única forma de dejar de llorar todos los días por la desesperación de no saber qué era exactamente lo que tenía que hacer. Fue la única forma que imaginé en la que se me podía ir al menos algo del dolor… -hizo una pequeña pausa para secarse con el dedo una lágrima que la traicionaba por su mejilla. Alejarme y encerrarme.

Al final se parecía tanto a él. Excepto por la indecisión, se terminó por parecer tanto a él. Unas semanas después terminarían por dejarse de ver por decisión de Víctor quien no pudo más con la actitud de Fernanda. Un día antes de que le dijera que no podía seguir con esa relación, Fernanda le había confesado a Víctor enfrente de sus amigos que no estaba segura sobre la relación y que no sabía que era lo que tendrían que hacer. Ella por su parte estaba dudando, le confesó, de ella y de la relación. Al día siguiente él la dejó para siempre.
El resto del año y el siguiente se pasó trabajando y reconstruyendo todo aquello que había dejado en pausa. Todo iba bien, según él, hasta que conoció a Susana. No había salido con ninguna mujer desde entonces, sólo uno que otro encuentro ocasional para saldar cuentas con sus impulsos y la ocasión. Nada serio. Hasta que la vio.
El día pasó como todos los demás días: mucho trabajo, muchos papeles, llamadas y correos eternos por responder que le quitaban gran parte del tiempo. Al salir del trabajo pasó al club para echarse un buen baño de vapor y su correspondiente regaderazo. Se rasuró, platicó con algunos compañeros del lugar mientras reían sobre las ocurrencias del último político con sus inoportunas declaraciones. Y no dejaba de pensar en ella.
Mientras se vestía había dejado su celular al lado para verlo si acaso recibía una llamada por parte de Susana. Nada. Quizá no le importaba. Él había decidido no hablarle más, ya había pasado una semana mandándole unos cuantos mensajes e invitándola a salir el viernes, sábado y el día anterior, en todas esas ocasiones recibiendo la misma respuesta: otros compromisos pendientes pero pronto se verían. Al menos eso prometía. Y él ya se había prometido a sí mismo que no le hablaría, no quería importunar si sonar demasiado insistente. Si le interesaba hablaría, por lo menos eso creía él, aunque recordaba también a su amigo Alejandro que siempre decía “las mujeres a veces son más raras que un perro verde, Víctor. Mejor no tratar de entenderlas ni de adelantar sus movimientos”.
Sin embargo la sensación lo trataba de dominar por momentos. “Es jodidamente difícil, diría mi padre”, pensaba Víctor mientras saludaba a su perro quien lo esperaba, como siempre, al filo de la puerta agitando la cola. “Esta jodido esto” suspiró y le hizo algunos cariños al perro. Esto. Viejos vestigios de un antiguo derrumbe sobre el cual se construyó el nuevo edificio. Es como haber construido la casa encima de un antiguo cementerio indígena que tiempo después reclama su melancolía y espacio original. Deberían echar los huesos lejos, en el fondo del mar, para que no se volvieran a ver.
“I’ll be your lover too” sonaba en la radio mientras él juraba lo mismo en voz alta y en sus pensamientos, al tiempo que se preparaba algo de cenar. Sin embargo ahí estaba el perro negro que le ladraba y trataba de amedrentarlo, como advirtiéndole de una amenaza que no existe pero que podría existir.

- ¿Cómo luchar contra ciertas cosas que permanecen ancladas a tu corazón? –le preguntaba a su perro, que ni ladraba ni era negro y se contentaba con echarse al lado de Víctor mientras levantaba su ojo izquierdo viéndolo de reojo.

Cuando el miedo se ha diluido en tu sangre ¿no deberías de desangrar por completo para poder eliminarlo de ti? No se le ocurría otra manera de deshacerse de aquello que vivía ya dentro de él. “Suena hermoso, definitivo, pero en la práctica ¿cómo?” dijo en voz alta al tiempo que alejaba el plato a medio terminar y prendía la televisión para ver las noticias de la noche.
Las noticias no presentaban nada nuevo. Aquel político ahora se encontraba en medio de una tormenta de declaraciones en su contra que no sabía como detener, lo más probable es que recibiera una reprimenda y que a los meses, para no relacionar directamente, lo relevaran de su puesto después de ponerle una zancadilla. Se fue a su cuarto y se puso su pijama. El teléfono seguía sin sonar, excepto por sus padres que le llamaban para ver como iba todo y si ese fin de semana iría a visitarlos. Él prometió que si. Fuera de eso, nada.
Se sentía muy cansado. Decidió que lo mejor era dormir. Miró por última vez el celular.

- Creo que tendría que encontrar a una persona con la fuerza y paciencia necesarias para no juzgarme y si esperarme –decía mientras sostenía el celular entre sus manos. Para no desafiarme y si acompañarme. Para no averiguar y si llevarme a la verdad. Necesito una así…

Apagó el celular. Total, eran las diez y media de la noche y no creía recibir ninguna llamada ya, después de todo era miércoles. Se acurrucó en su cama y cayó dormido a los pocos minutos.
Afuera hacía un poco de frío, no tanto como el mes pasado, pero lo suficiente como para llevar un sweater con el cual protegerse del frío. Su amiga la miraba, expectante, mientras daba vuelta en la calle:

- ¿Te contesta?
- No –respondió Susana–, me suena como si estuviera apagado o fuera de servicio.
- ¿Y su casa? –le dijo su amiga, ansiosa por saber a qué dirección se tenía que mover.
- No lo tengo. Una vez me habló de su casa pero se me olvidó guardar el número –le decía mientras intentaba con el celular en la oreja, una vez más. Sólo tengo guardado el de su celular…
- ¡Ay! ¿Sabes qué? –le dijo su amiga que normalmente era un poco ansiosa– déjalo. Ya otro día le marcas ¿recuerdas su amiga esa con la que se fue al cine el sábado? Pues quizá está con ella ¿no viste su página en Internet? se notaba muy cariñosa con él –y su tono era como el de una mamá que cree saber lo mejor para su hija y que tiene el derecho de meterse en los asuntos de su amiga.
- Pues si. Total, si le interesa me volverá a llamar.

Acto seguido colgó y se guardó el celular en el bolsillo. Se dirigieron a cenar y a platicar sobre los hombres y como les habían hecho daño a lo largo de sus vidas. Al terminar, su amiga la fue a dejar a su casa y ella borró de su lista de prioridades el hablarle a Víctor. Se prometió esperar a que le llamara para entonces, ahora si, acceder a salir.
Mientras, Víctor dormía. Su sueño era tranquilo. Se encontraba en un valle inmenso, sin árboles pero curiosamente todo pintado de verde. Ahí el caminaba y platicaba con alguien, no podía identificar quién era, tan sólo escuchaba su voz:

- Necesito volar –decía él, mirando no a su interlocutor, si no hacia el fondo del valle, como tratando de encontrar el final.
- ¿Para venirme a visitar? -le preguntó.
- No sé –le dijo él, mientras pegaba un salto extrañamente alto–, sólo volar.
Dónde viven las águilas
28 febrero 2007
VARGAS GÓMEZ

27.2.07

Puto Blogger y Gmail

Vaya....Perdonarán ustedes mi ausencia, si bien también he estado muy ocupado debido a los trámites de titulación que son peores a un trámite en Hacienda para que te devuelvan dinero, y, encima, con tantas entrevistas de trabajo en donde, como las mujeres, prometen y prometen y...nada...se me atravesó un problemón:
Resulta que a Blogger se le antojó cambiar su hospedaje y llevaba casi una semana intentando acceder a publicar y NO ME DEJABA LA PUTADA ESTA...Coño...hoy, después de una hora de intentar, por fin he logrado publicar. Así pues, aquí estamos, de nuevo, de regreso. Los dejo pero sólo para que sepan que no me olvido de este espacio ni de ustedes. Prometo publicar pronto uno de los dos cuentos que estoy escribiendo. Tan pronto como acabe mi discurso de la tesis, jajaja.
Luis

23.2.07

Fecha y lugar

Miércoles 28 de marzo.
16:00 (4 pm)
Auditorio Mateo Ricci.

Mi exámen profesional. Es la hora y lugar decisivos. Invitados TODOS. Y de ahí...a cotorrear jajajajajajajaja brindamos como en el Baby'O jajajajajaja

Gracias por todo.

Luis

21.2.07

La comunicación, lo virtual y el nuevo milenio.

Cuando me entregaron el primer ejemplar, no pude evitar sentir un escalofrío por todo mi cuerpo. No pude contener una lágrima traicionera que, afortunadamente, resultó ser camaleónica y supo esconderse a modo. Cuando me entregaron mi tesis impresa, el día de ayer, sentí por un breve momento, una felicidad completa, esa que se siente muy pocas veces y por breves instantes.

Ayer me entregaron mi tesis y eso significa que estoy a tan sólo unas semanas de completar, en su totalidad, una etapa de mi vida, la que mas ha durado: la de estudiante obligado. Y menciono estudiante obligado porque, a fin de cuentas, nos "obligaron" nuestros padres. De ahí en adelante me considero un auto didacta y, si la ocasión me lo permite, me convertiré en un estudiante autosuficiente; pero para este último calificativo todavía falta. Por lo menos 2 años.

Por lo pronto, este espacio acaba de empezar la fiesta. Ya tenemos la tesis, ahora nos falta el examen profesional.

A mis padres. A ti, papá, por ser el mapa e instrucciones de la fortaleza. A ti, mamá, por ser las alas de ángel que me permiten soñar día tras día. Gracias por esforzarse toda la vida en ser ejemplares, cuando han sido los mejores. Este trabajo, en parte, les corresponde. Es el de nuestra vida hasta el momento. Gracias por darme la oportunidad de escribir estas letras y ser quién yo he querido ser. Los amo.

A mis abuelos, por esos sabios consejos, siempre tan oportunos, siempre tan pacientes, siempre tan respetuosos, siempre tan amorosos. De cada uno de ustedes he sabido tomar lo que he podido aprehender. Sus huellas son eternas y su camino difícil de igualar. Los tres, cada uno a su manera, ha sido un pilar en mi vida. Yayo, tu astucia y conocimientos. Yaya, mi segunda madre y uno de los amores de mi vida, tu lucha y vida son estampa en la mía. Abuelita Yelba, tus consejos y mediación. Gracias a los tres.

A don Benjamín. Gracias por permanecer a mi lado todo este tiempo que te he necesitado. A ti, con especial dedicatoria, por aquellos viajes eternos y ese cuidado constante hacia mí. Llegará el momento en que te pueda volver a abrazar y platicar de los momentos en que no pudimos seguir riendo juntos.

A mi hermana. Sin que lo sepas y lo provocaras, eres uno de los motores en mi vida. Gracias por ser mi hermana. En mí siempre tendrás el mejor amigo que la vida te haya podido brindar.

A mis tíos. Gracias por todos los consejos, regaños y también por hacerse de la vista gorda cuando era necesario. Gracias por la ayuda cuando la he necesitado. Esas pláticas después de trabajar, esas consultas médicas de urgencia o esas recomendaciones para conseguir un mejor trabajo. Noel, David, Ramón, Ricardo, Remei, Silvia y Ramona. Gracias por que también este trabajo contiene letras que les pertenecen.

A mis amigos. A lo largo de mi vida hay algunos que se han sabido mantener a mi lado. Gracias por respetar mi esencia y aceptarme. Gracias por todos esos ratos de diversión y anécdotas para el futuro. Gracias por ayudarme a olvidar y abrir más los ojos. Gracias por mostrarme, inclusive, características de Internet y observaciones que sin duda me ayudaron a llevarlo a buen puerto. Alejandro, Aldo, Daniel, Alfonso, Anaily, Abascal, Enrique, Frida. A su salud estas letras.

A Roxana. Ro, gracias por ser más que una amiga, mi mejor amiga. A través de esos oscuros momentos que hemos atravesado juntos me has sabido apoyar y escuchar siempre que lo he necesitado. Gracias por existir y ser en mi vida. Gracias por las fiestas, pláticas, cafés, lágrimas y risas. Gracias por ayudarme a poder escribir este trabajo.

A mi familia catalana. Gracias por permitir que me conociera mejor a través de mis raíces. Gracias por las atenciones. Gracias por los viajes, llevándome inclusive más allá de la frontera. Gracias porque, después de todo, fue allá donde surgió la idea de hacer este trabajo que hoy tiene forma.

A Adal. Amigo, gracias por ser más eso que mi asesor. Tus enseñanzas dentro y fuera del salón de clases supieron hacer efecto en mí. Gracias por el apoyo, por creer en mí y en mis ideas y respetar mi posición. Gracias eternas por ayudarme a que las letras que siguen tengan sentido y dirección ¡Hasta la victoria siempre!

A Carlos García y Víctor Ramos. Gracias por sus comentarios oportunos y la ocasión de pulir este trabajo. Por la paciencia y el conocimiento que se ven reflejados en el presente: Muchas gracias.

A Dios. Gracias por bendecirme con esta vida, con esta familia, con estos amigos y con todas las oportunidades que me has ofrecido. Gracias por la fortuna que nunca me ha abandonado.

A todos aquellos que ya no están aquí. Después de todo su transitar en mi vida me ha hecho ser lo que soy ahora. Gracias por haber estado en mi vida y que la fortuna los acompañe, donde quiera que estén y vayan.

A mi Universidad. Gracias a ti, UIC, he podido explotar las oportunidades que tengo hoy y las personas que me rodean. Gracias por brindarme las herramientas con las que prometo llevar siempre en alto tu nombre.




La comunicación, lo virtual y el nuevo milenio: interacción comunicativa a través de Internet

21 FEBRERO 2007
VARGAS GÓMEZ