11.1.06

Diálogo de una mentira

- ¿Por qué empeñarte en confirmar lo innecesario? Todo aquello que alguna vez criticaste, destrozaste y negaste, te has untado a tu lengua y tu cuerpo hoy, dejando atrás esencias y respeto.
- No lo sé…
- Quizá no es que no lo sepas. Realmente lo sabes. Aquello que más odias y temes se lo avientas a los demás. ¿Por qué guardas silencio? Si la mentira llegó a destrozar tu corazón y tu vida, ¿por qué me mentiste hoy?
- Porque te amo…
- ¿Llamas a eso amar?


Lo triste de la mentira parece ser que radica en la extrañeza y en la forma en la cual se aparta a la persona de los planes y la realidad, aventándola a un plano de desconocimiento y fantasía que, irónicamente, no durarán para siempre. Ninguna mentira es para siempre. La historia se desmiente a sí misma.

Triste sería que nos mintieran cuando estamos haciendo todo por la otra persona. Trabajando. Viviendo. Caminando con humildad y amor en el corazón. Prefiero mis ropas arrugadas y diseminadas en el suelo de mi alcoba, que tu ausencia y mentira a mi lado. Triste sería en verdad, que a pesar de que uno hace todo lo demás y, trágicamente, sin pedir explicación alguna sobre algún hecho en específico, nos mientan. Cuando ni siquiera preguntas el motivo de algo, la otra persona miente por si misma, y tú, corazón amoroso y fiel, crees. Triste sería que el camino que te llevara a tu casa por la noche después de un día de trabajo desgastante, encontrara fin en una bofetada en el corazón cuando alguien más te dice que lo otro mentira. Triste sería que tu corazón se quebrantara en mil y un millón de pedazos mientras te preguntas de la manera más triste que pudieras imaginar: ¿por qué, mi amor? ¿por qué?

No te puedes enojar. No sientes rencor. Ni siquiera duda. Simplemente tristeza en el corazón. Esa situación, con los sentimientos puestos en palabras, delimitados por las letras, sería más que triste. Sentir únicamente tristeza en el corazón porque la otra persona te haya mentido sobre dónde estaba, con quién andaba, que cielo estaba contemplando o qué estaba haciendo, sin que tú se lo preguntaras. Que mintiera sin necesidad ni tú merecerlo y terminaras por desengañar. Triste para ti nada más sería el desengaño.

Triste sería que te fueras a dormir con un nudo en la garganta en vez de sentir enojo o frustración. Triste sería que te levantaras ya sin fe por esa persona que te mintió sin necesidad y sin que tú se lo pidieras o lo forzaras. Muy triste levantarte y que no sintieras otra cosa más que dolor y desolación en tu corazón, fruto de la decepción de tu amor. Triste amor mentiroso.

Triste sería. Triste es que, en el pañuelo que por mundo vivimos, la mentira se acabe descubriendo. Descubriendo que evitaron pedir disculpas o tapar un error.


Por que la mentira, en el fondo, no es más que el reflejo y obstaculización de tus propios miedos e inseguridades que les echas a los demás.
Luis Vargas
No tengo más que decir.

3 comentarios:

ABRIL dijo...

yo alguna vez por amor dije una mentira, aunque no me arrepiento mucho de lo que hice y dije,lo triste es saber que la persona que mas amas te pierda la confianza y eso... duele.

Luis Vargas dijo...

es algo que me duele tanto Kike que no quiero mencionarlo, nombrarlo, en este espacio por que si asi lo hiciera, no haria otra cosa mas que promover el odio hacia esa causa, sea situacion o persona. Y no pretendo hacerlo asi. Tan solo efue para tratar de exprimir un poco de la bilis que queria subir a mi corazon...gracias Kike...mañana contare mas en mi siguiente columna, que ya escribi pero q no la quiero publicar todavia

Anónimo dijo...

No sé qué decirte... como dice Kike, el contraste con las últimas columnas es tremendo... y aun después de leer lo que me mandaste, estoy sin palabras... Sólo espero que realmente sepas que no estás solo.