10.2.05

Las noches que mojan mi mano

Las noches que mojan mi mano

Me incorporo con los ojos cerrados y aguantando la respiración, teniendo miedo de aspirar y no encontrar tu olor, de abrir los ojos y ver que estoy solo y la oscuridad me aparta sobre mi cama.

Esas noches que mojan mi mano resultan ser tremendas. No me encuentro ni yo mismo. Mi cuerpo suda del frío que hay afuera y mis manos aferran las almohadas. En verdad resultan ser tremendas.

Nunca, en las noches que mojan mi mano, estas tú. Seguro estoy que si estás, éstas no llegarán. Nunca estás porque te vas. Podrías estar aunque te fueras, pero sucede que te vas y tampoco dejas la sospecha de que puedas estar, escondida entre las plumas, bajo las sábanas o al borde de mi cama. Te vas y no dejas por lo menos una sospecha detrás.

En las noches que mojan mi mano me siento solo, me siento necesitado. La noche se alarga y el sueño se va por la rendija de la puerta que cerraste al irte de aquí. Maldita la noche que me atosiga y yo no puedo dormir. Mi cuerpo se incomoda y mis manos no encuentran descanso. Mis párpados se niegan a cerrar mientras mis ojos giran hasta ponerse en blanco. Las noches que mojan mi mano.

Y es que a veces me gustaría poder hacer mío el tiempo para que nunca te fueras realmente; de esta forma, cuando más te necesitara o antes de que llegara la noche que moja mi mano, abriría el cofre donde está guardado tu tiempo –nuestro tiempo-. Somos seres masoquistas y fatalistas que buscamos en el ayer lo que no encontramos en nuestro hoy, pero ¿cómo no ser fatalista sin tu aliento entre mi cabello y oreja? ¿Sin tus uñas desgarrándome la espalda?

Resulta irónico y milagroso que, habiendo tantos millones de personas en este mundo, le entreguemos nuestra alma sólo a una. Resulta trágica la separación previamente marcada. Resulta que haríamos lo que fuera, derrumbaríamos palacios, incendiaríamos castillos, domaríamos dragones con tal de que no llegaran las noches que mojan nuestras manos.

Y al no poder guardar el tiempo y tener que enfrentar el hoy, también nos enfrentamos a esas noches terribles, tan terribles. La cama se vuelve una prisión inmunda y el tic tac (TIC, TAC, TIIIC, TAAAC) retumba en nuestro cerebro y corazón. Me volteo y me vuelvo a voltear. Mis manos no encuentran consuelo ni mi cuerpo descanso.

El instante en el cual se moja mi mano y tú estas, es muy breve. Me incorporo con los ojos cerrados y aguantando la respiración, teniendo miedo de aspirar y no encontrar tu olor, de abrir los ojos y ver que estoy solo y la oscuridad me aparta sobre mi cama.

Sin embargo tengo que respirar.

Tengo que abrir los ojos para encontrarme con que no estás. Maldigo a la noche y quiero secar mi mano con tu fotografía. Secarla con tu imagen y mandarla después a volar. En las noches que mojan mi mano las sábanas se vuelven tan pesadas que tengo que escapar.

El instante es tan breve que los ojos también se secan, un momento después -me duele saber que realmente no estabas y era yo quién te recreaba-. Me siento el borde de la cama disfrutando el vértigo, agarrándome con la mano mojada. Aprieto los ojos. Aprieto las piernas. La noche que moja mi mano no quiere despedirse, no parece despedirse. Se parece a ti, siempre insaciable, a veces tierna, a veces indomable. Aborrezco las noches que mojan mi mano. Aborrezco mi mano.

Así me llega el día, entre besos de tu nombre y suspiros de alcoba. El día me sorprende con la mano aferrada a tu fotografía que llevo al lado de mi cama. El día me llega y cierra el cajón por el cuál sale la noche que moja mi mano, alumbrándolo todo, secando mi mano, secando mi cara, secando mi playera y mi espalda.

En una de las noches que mojan mi mano, 9 de febrero de 2005

Luis Benjamín Vargas Gómez

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Luis.
Ahora si se me salieron las lagrimas al leer esto, la verdad escribes super padre. Cuantas personas no quisieran estar a tu lado, eres una persona super linda y vales MUCHISISISISISISISISISISISISISISISMO.
De nuevo te doy las gracias por compartir con nosostros estas cosas tan maravillosas.
Espero te mejores pronto y recuerda que cuentas conmigo.
TQM.
Armis.

Anónimo dijo...

El instante entre el sueño y el estar despierto, cuando todavia recuerdas lo que soñaste... en ese instante estare amandote...
Te acuerdas de esto?
... SAMOY...

Anónimo dijo...

Luisito:

Me encantó todo lo que está escrito en la página, la verdad si escribes muy muy chido, pienso que eres un chavo que tiene muchísimas virtudes y al que le gusta cultivarse...y ser mejor...
Espero sigamos siendo buenos amigos y no te preocupes de lo de estar solterito, estoy segura q pronto llegará alguien que te llene como lo esperas, buscas y mereces... un beso
K@r!a

Anónimo dijo...

Mi Querido Ojos Lindo,

De verdad con este si que me hicistes llorar...Tienes un don de Dios!!!! Al leerlo sentia exactamente lo que yo he pasado en tantas noches de melancolia. No es nuevo para mi, que tu tenias este don, porque yo se que tienes esto y muchas bendiciones mas. Eres un tesoro, y doy gracias que tengo un Tesoro de Amigo. Te quiero en PUTA!!! Tu lo sabes (Gaby)