23.2.05

Encrucijada 3

Esta reflexión está escrita en una serie de tres (3) columnas. La presente es la última antes de seguir el camino. Aclaro esto para tratar de hacer menos confuso el seguimiento. (Pueden revisar las otras tres en los links).

Después de todo, aquí estoy. Dispuesto a pararme y seguir caminando. El descanso ha durado ya bastante tiempo, el necesario. Quizá para algunos no haya sido tanto tiempo, realmente no me importa. Para mi ya fue suficiente, el necesario. Tiempo suficiente para decir: amo. Te amo.

Es realmente sorprendente la pequeña parte de la vida que ocupan los momentos más importantes. La mayoría de ellos terminan antes de empezar, aunque proyecten una luz en el futuro y hacen a la persona que los originó, inolvidable. Toda una serie de momentos bombardearon mi cabeza y mi corazón en los últimos dos meses. Momentos que se sucedían como ráfaga de fuego, borrasca inclemente, hojarasca en el camino. Momentos que ahora son sólo momentos y que me sirven para recordar con una sonrisa en la boca y una lágrima en la mejilla. Pero no caigamos en la idea de las lágrimas tristes y saladas, ésta es dulce y amorosa, se resbala haciendo cosquillas en mi mejilla y besa cada poro de mi piel. Casi como si tuviera nombre y apellido. Casi.

Esos momentos que terminan antes de empezar son los que nos motivan a seguir adelante. Nos proporcionan una idea de lo que nos podríamos encontrar más adelante y con eso vivimos, tratando de acumular aún más momentos. Que mejor que dichos momentos se viviesen con el protagonista de los momentos pasados, sin embargo, no está la decisión en nosotros únicamente, también en la persona que, para bien o para mal (suyo o nuestro), decidirá si dar luz a dichos momentos imaginarios.

Entre tanto y tanto me levanto. El reloj de mi vida no cesa de correr y me dice, con un guiño de sus coquetas manecillas, que el camino debe ser recorrido y que no podemos esperar más. Que aquellas cosas y personas que tengan a bien nuestro (Tú-Yo) alcanzarnos, lo harán, sin perder más tiempo. Las que no…simplemente llegarán y encontrarán el pañuelo mojado de las separaciones en el tiempo.

Le doy el último golpe al cigarrillo mientras el humo recorre mi ser. Exhalo y pareciera convertirse en una flecha que apunta al sol. Sonrío. La flecha se desvanece y con ella los momentos. Se desvanecen y se van a la tierra de la memoria. Ay amor mío, que terriblemente absurdo es estar vivo.

El camino es como debe de ser. A pesar de que mi mente me lleva por varios caminos. Los caminos son para viajar, no son destinos. Pareciera que se nos olvida eso por momentos y preferimos creer que nos encontraremos mañana lo que botemos hoy. Sin caricias y con labios partidos nos encontramos que aquello que botamos o postergamos ayer, mañana no estará. Las oportunidades no se pierden, alguien más las toma.

Los caminos son para viajar, no son destinos y me propongo a seguir el viaje que había comenzado tiempo atrás. El viaje lo prosigo de manera diferente y con un nuevo día alumbrando la vereda. Afortunadamente puedo caminarlo –pienso para mis adentros– sería horrible que mi camino estuviese predestinado antes de recorrerlo. Pero no me hagas caso, los demás pueden seguir pensando que tienen un destino marcado y tendrán viajes, dinero y amor. Yo me dedico a vivir.

Y es que sería verdaderamente horrible y tremendo pensar que nuestro camino ya esta destinado. Sería pensar que somos marionetas y que no tenemos poder de decisión y que no contamos con un corazón que rija nuestro camino. Gracias a Dios no hay dios que regule el camino. Por lo menos no mi Dios, ni mi camino.

Los caminos son para viajar y los destinos no se viajan. Los destinos se sueñan nada más. Los destinos son los que despiertan a las noches tremendas que mojan mi mano. Por lo mismo trato de ocultarlos y dejarlos para después. “Esta encrucijada tiene el nombre de una persona en el letrero, sin embargo es engañosa la dirección” decía tiempo atrás, en la primera parte de la encrucijada. “Engañosa en tanto no porque el nombre aparezca en el letrero significa que es lo más importante, simplemente que es lo que se encuentra a flor de piel. Lo más importante parece ser el código postal y ahí percibo dos diferencias: modificar y reestructurar”. En efecto y no sólo reestructure, también modifiqué. Me modifiqué a mi mismo y mi forma de ser. Reestructuré mi vida y entorno. Me destruí y me volví a construir, apartando los remaches del odio y utilizando los clavos y pasta del amor. Tomo el camino. La dirección parecía decir anunciar la dirección de la Calle Melancolía, Colonia Sabina. Parecía, porque los momentos parece que golpearon el letrero y con él la dirección.

Atrás me parece escuchar unas voces. Unas más reconocibles que otras. No tengo miedo de dejarlas atrás, el camino que he tomado está abierto para mí y para ellas. Si deciden venir, bienvenidos. De lo contrario dejé un pañuelo mojado y una piedra en el camino, en su encrucijada. Buen lugar para sentarse, llorar y pensar. Sólo no se tarden demasiado, puede ser que el letrero del camino se caiga o las direcciones se borren. Los pájaros carpinteros de estos lares son bastante traviesos y maldosos.

Mientras camino, mi corazón canta y mi alma baila. Mientras camino, silbo una melodía que aprendí mientras mis labios besaban otros labios. Cómo de que no. Una encrucijada difícil y retadora la que he dejado atrás. Se que adelante me encontraré otras, pero hasta no verlas no preocuparme. Quiero creer que duró un solo día. Quiero creer que mañana, cuando me encuentre la siguiente encrucijada, no será sólo, será con una mano aferrada a la mía y un corazón palpitando con el mío. Mientras camino, sonrío y beso el recuerdo. Se que mañana nos volveremos encontrar, sólo espero que hayas seguido el mismo camino. A partir de hoy mis ojos no ven de la misma forma que ayer.

La encrucijada duró lo que tenía que durar y yo prosigo mi camino. Gracias por estar conmigo y leerme al tiempo que se leían a si mismos. Gracias por ayudarme a seguir mi camino.

En una tarde nublada que milagrosamente alumbró el camino, 23 febrero ‘05

Luis Benjamín Vargas Gómez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Luis.-
Primero que nada mucha suerte en tu operación, recuerda que si necesitas algo cuentas conmigo.
Te deseo lo mejor, no te pongas nervioso todo va a salir bien.
Encrucijada 3 esta muy bien me gusto mucho.
Cuidate muho.
Besos.
Armis.

Anónimo dijo...

Ojos Lindos,
Me alegra mucho leer Encrucijada 3 y darme cuenta que le estas viendo el lado amable a las cosas. Como bien dices el reloj sigue corriendo, y la vida sigue. Tu sabes que cuentas siempre con mi amistad y mi carino. Te quiero en PUTA!!! Suerte en tu operacion. (gaby)

Anónimo dijo...

asi es el camino siempre sigue solo tu sabras si seguir junto a el o adelantarte o kedarte atras tu eliges!!! muy padre las 3 encrucijadas! bexos
te kiere liz