4.4.05

C a s u a l i d a d e s

Mi vida siempre ha sido la ejemplificación de la coincidencia y la casualidad. No es que me queje ni mucho menos. Lo agradezco. Aquellos que me conocen y tengo el placer de compartir de mi vida con ellos, saben que es cierto. Sin embargo yo no entiendo la casualidad como la mayoría de la gente; las cosas no pasan nada más porque sí. Pensar de dicha forma es afirmar que no somos otra cosa que títeres de un teatro guiñol celestial y que no tenemos otra opción más que sonreír o llorar. No. Es algo más que eso. Amamos, dormimos, lloramos y morimos.

Vamos construyendo nuestro camino día a día. Se hace camino al andar. Las casualidades las provocamos mediante nuestras decisiones y energía proyectada. Las coincidencias son el punto de encuentro de nuestra energía con la del otro –que también toma decisiones y proyecta su energía– y por tanto la posibilidad de tomar oportunidades compartidas. Mi vida está repleta de casualidades y coincidencias que se presentan siempre en los momentos menos esperados con las personas menos imaginadas. Ni más ni menos.

El pasado viernes perdí mi trabajo. Sin embargo no estoy triste por ello, al contrario, estoy orgulloso ¿Qué te pasa, Luis? ¡Ya se deschavetó este wey! Imagino el comentario o el pensamiento retumbando en sus cabezas. No. No estoy loco ni perdí el sentido. Estoy orgulloso por el hecho de que, ante todo, soy tipo de principios y que jamás pierde el rumbo de sus ideales. Nunca he sido un soñador pero si soy un idealista. Mi forma de ser de vez en cuando se confunde con “mamonería” (palabra coloquial) o con orgullo mezclado con un ego elevadísimo. No es eso. Es tan sólo que siempre he defendido y defenderé aquello en lo que creo y por lo cual vivo. Jamás seré un borrego más o un tipito bebedor en la “bolita” de amigos (¿suena mamón, no?).

He sido, soy y seré un hombre que pensará antes de actuar y que construye su futuro viviendo en el presente. Me voy satisfecho puesto que hice valer el respeto que se me debe de tener como persona y que pude hacer oír mi voz. ¿Qué es el silencio sino la muerte en vida? No se que piense esa mujer (la gerente de Recursos Humanos) ni me importa, después de todo, aunque me enfrenté a ella no pudo ser ella por quién me fui. El viernes me sentía verdaderamente molesto. Encabronado, dirían por ahí. Hoy me siento tranquilo no sólo por lo anterior, también porque reafirmo la primera oración de esta columna. Hoy tengo un nuevo trabajo. Estuve desempleado tan sólo 24 horas. Hoy inicio una nueva etapa laboral con más experiencia en mi haber y muchos deseos de transformar mi entorno.

Agradezco las palabras de aliento de aquellos que se interesaron por mi situación el viernes. En verdad se los agradezco. Si algo aprendí en Europa fue a valorar la compañía de alguien y más la del ser amado. De nada sirve tener todo el dinero y salud del mundo si no tienes con quién compartirlos. De nada sirve poseer la cultura y el conocimiento si no puedes transmitirlos y reaprenderlos. De nada. Gracias a ustedes, que saben quienes son. Tengo una frase que dice: Los amigos despiertan en el día, en la noche sólo siguen los que te aman (y seguramente no serán más de 3). Gracias por iluminar no sólo la noche del viernes, también por los demás momentos en que he necesitado apoyo y siempre han sido las mismas personas las que aparecen con una vela encendida y la mano segura.

El semestre ya se acaba en un mes. El tiempo pasa muy rápido. Hace un año me encontraba sin comer y sin dinero en algún lugar del norte de Europa. Hoy todo es diferente. Las casualidades y coincidencias me rodean y me acosan. Por coincidencia nací, concursé, me enamoré y viajé. Cuatro grandes momentos de mi vida. Hoy, por coincidencia, el camino es de nuevo diferente y con mejores posibilidades de crecimiento.

Disculparán que no escriba sobre un tema de interés general o publique algún poema, chiste o ironía. Hoy tenía ganas de hablar un poco sobre aquello que, las personas que han vivido conmigo saben, colorea mi vida. ¿Alguien arriba se está riendo?
Cuando la adversidad y el otro te tumben, el orgullo te levante. La retirada no es una opción. Luis Vargas

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy cierto lo que dices ¿q raro noo jajaja? sobre todo cuando te describes a ti mismo...te admiro muchisimo LUIS VARGAS. excelente persona y mucho mas amigo
Ericka