29.10.06

Confesiones de un desdichado

Hay algo que está haciendo mal. Definitivamente tiene que estar mal puesto que han sido varios los fracasos del corazón –afirma-, no sabe cuántos o tal vez si sepa, pero no le ayuda nada contarlos con esa mano.

Cada una de ellas fue tan distinta una de otra, comenzando por el Gran fracaso, ella la del sexenio perdido, pasando por otras cuantas que le han dejado varios moños y pequeñas arrugas que juntas le forman un zarpazo hondo y acomodado.

Pensó que esta última vez sería diferente: tantas casualidades, tantas coincidencias, tanta belleza y tanta distancia…Jura con el alma en un ramillete de girasoles que, hasta el momento, de todas ellas parece ser la mejor persona y la carta más fuerte, sin embargo algo sucede, como si una nube negra le persiguiera por ahí tirando rayos y chubascos en su camino compartido por él y ella.

- ¿Qué haré mal? –se pregunta.

Ha llegado a pensar que es él quién comete el error puesto que es él quién permanece al final, no obstante puede ser que su error sea sólo el haber elegido mal, no tanto una acción suya; algo que haya hecho o dejado de hacer.

Puede ser.

Yo sé que le duele, eso es indudable, le observo mientras cabizbajo bebe un sorbo de café. “Sin embargo esta vez el dolor es especial”,me dice. Me jura que es diferente. Esta vez afirma que duele con aroma de amor y sabor a derrota. Antes le supo a traición, estupidez o inmadurez. Esta vez a derrota por no tener los medios para girar la situación y salir victoriosos.

Y es que ella con sus palabras esquivas, sus cartas secas –áridas como un matraz de secundaria-, sus gestos neutrales le matan…

Y pensar que no ha hecho otra cosa que esperarla. Pensar que le duele. Pensar que su cuarto tiene cosas de ella y que tiene un viaje reservado a Bora Bora.

No puedo hacer otra cosa más que terminar mi café, pagar la cuenta y ofrecerle mi más sincero entendimiento y comprensión, más de lo que se imagina; después de todo quedé de verme con mi mujer para platicar y me cuente de su estancia en Sudamérica.

Con el demonio entre las venas

VARGAS GÓMEZ


1 comentario:

J. F. Santoyo dijo...

Quizá no sean situaciones similares x las que atravesamos, pero l oque te puedo decir desde mi punto de vista es una frase que hoy me ha venido a la cabeza después de muchas desilusiones y de muchos desencantos:

"Dejemos de sufrir por lo que queremos; mejor disfrutemos lo que tenemos".

Es lo único que peudo decirte en estos momentos amigo, ánimo!!! Saludos.