3.7.06

De esperas

Si por esperar se me fuera la vida, sin duda habría muerto ya. Puede ser que ya haya muerto y que sea mi recuerdo lo que escribo, o puede ser que nunca haya esperado tanto como para morir sentado.

Si para morir tuviera que esperar indefinidamente, no se si lo haría. Amo tanto vivir como para hacerlo. Algunas veces me ha tocado esperar, una de ellas fue tanta la espera que, en efecto, morí. Inicié. Morí para volver a ser, sin esperas de por medio ni fantasmas tatuados en la pupila.
Esperar dicen los viejos, es de sabios. Francamente no lo se, no soy viejo y menos sabio. Sin embargo he llegado a esperar, siempre con un límite que ha variado con el deseo y la persona que me lo provocó. Inclusive he llegado a esperar a que exista algo que había muerto tiempo atrás. Esperé y morí e insisto, me reconstruí. De esa fatídica espera en la cual mi cuerpo quedó como fierros que sostenían algo que ya no era más, resurgí. Me tuve que detener por un momento para ver hacia atrás, observar los estragos causados, cuáles y cuántos de ellos eran mi responsabilidad por no haber respetado las precauciones aparentemente evidentes. Me detuve a hacer un recuento de los materiales que todavía eran útiles y permanecían en buen estado, quizá esta fue la parte más difícil, ya que implicó remover los escombros. Remover cada pulgada de corazón maltrecho y esperanza desangelada. Cada escombro que retiraba tenía un número de serie que hacía que inclusive lo que permanecía en buen estado, tuviera que ser desechado con él. Así fue.

Me llevé un tiempo, no mucho ni poco. Lo necesario e indispensable. He de aceptar que no me gusta esperar. Ahí tuve que esperar, no como antes por algo que había muerto en medio de la borrasca del egoísmo, si no por que mi existencia estaba de por medio. Vi amaneceres deseando que nunca más fueran y sufrí noches que mojaban mi mano, recordando aquellas perdidas. Me levanté deseando no tener que hacerlo, sin tener que ver a nadie más. Me rodeaba de personas que no compartían mi dolor y tenía que estar, deseando huir, desaparecer. Y me levanté.

Si por esperar se me fuera la vida, sin duda habría muerto ya. Montado en un águila observé que hasta los ríos marcan los límites entre la tierra y el mar. Esperando me percaté que había un límite entre mis deseos y los del otro y que tenía que ceder. Perder. Y ganar después.

Esperando me di cuenta que no tenía que esperar tanto porque la vida se va. Que por esperar a que pase el tren adecuado, pudiera haber tomado aquel en el cuál me cruzara con ella y nos conociéramos. Esperando me di cuenta que los demás no esperan al mismo tiempo que yo y que no tienen por qué esperar; que en la espera dejas pasar y se deja atrás. Esperando me di cuenta que la vida es una cuestión decisión, que me puedo detener a analizar con el peligro de encontrar parálisis por análisis. Esperando me di cuenta que la vida no espera y que el mundo gira al compás de tu corazón. Esperando me di cuenta que tenía que decidir si llenar el espacio con amor o con utilidad, escogiendo el amor porque satisface el alma y crece en la decisión de otorgar. En la espera me percaté de ese breve espacio en que no está…en el que se me rasga la vida por la soledad.

Podría ser tantas cosas, un águila, un pilar, un roble, un caballero sin montura o un romántico postfechado, pero se que no podría ser un reloj…no podría vivir contando el tiempo esperando a que llegara la hora para sonar. Prefiero abrir los brazos y tirarme al mar. Rendirme ante el vértigo y abandonarme al peso de la entrega total.

Si por esperar se me fuera la vida, sin duda habría muerto ya.
Ya llovió, desde aquel chaparrón hasta hoy…
03 julio 2006
VARGAS GÓMEZ

3 comentarios:

Scarlett Freyre dijo...

odio esperar

Anónimo dijo...

Luisito !! creo que esta columna es una con las cuales me he identificado cañon, pero lo mas curioso esque sin darte cuenta caes en la espera y muchas veces o al menos ami me paso lo niegas, yo nunca acepte que estaba esperando pero ahora que ya no lo hago me doy cuenta de que asi era, y ahora que te lei muchas de las cosas que escribiste yo tambien descubri al terminar la espera, y sabes en aquel tiempo me dieron el mejor consejo: ok si quieres esperar, espera viviendo, pero no vivas esperando y no sabes como agradeci ese consejo y de que manera me sirvio.

Y si en efecto es horrible esperar, y tal parece es mi karma xq siempre espero jajaja
pero bueno tqm
besos

J. F. Santoyo dijo...

Paciencia, sagrada virtud... Pero como es canija!!! mientras la espera no lleve a la desesperación y la desesperación no lleve aldescontrol todo estará relativamente bien, o al menos en calma.. Saludos!!!