24.5.05

De modas y vidas dentro de un escaparate (o también PRÓLOGO A GUÍA DE NICKNAMES PARA EL ESPEJO)

Boss. Armani. Versace. Hermes. Prada. En efecto, muchos pero no los suficientes. Lacoste. Puma. Iceberg. Moschino. Los hay de otro tipo, y faltan. Zara. Bershka. Bebe. Pull and Bear. Hay para todos los tipos y presupuestos, porque, indudablemente, si le entras al club lo único que te diferencia es la cantidad de dinero que tu papá (o mamá, hay casos) te da para presumir…lo que tú no tienes con que.

El vestir es una necesidad del hombre como ser civilizado. Surgió primero como necesidad de protección frente a las inclemencias del tiempo para convertirse, milenios después, en swetears que sólo cubren media espalda y la mitad de los brazos –pagan por la mitad del atuendo y les cobran como si lo hubieran hecho todo–. El vestir evolucionó para tapar nuestros órganos sexuales, el objeto prohibido y de poder, de la mirada perturbadora del otro. El vestir ha marcado las necesidades y hábitos de las sociedades a lo largo del tiempo. Podríamos analizar fácilmente cualquier sociedad utilizando su vestimenta ¿cómo es la nuestra?

Las modas determinan, conforme fue avanzando el hombre, la arquitectura, la vestimenta, la comida, los lugares…la moda es aquello que la mayoría sigue e imita tratando de formar parte de algo que no le gusta, pero que sin embargo los hace sentirse parte de. De hombres a mujeres, los hay de todos tipos y frustraciones; desde aquellos que niegan que siguen las modas enfrente de los demás y en cuanto tienen oportunidad, discretamente –por supuesto, les falta coraje, hasta para esconderse hace falta coraje– van y se compran su playera Lacoste. Los hay otros que lo presumen y lo enarbolan, como si ellos hubieran diseñado los pantalones que traen puestos o hubieran hecho la bolsa que cargan. Hay de todo tipo de inseguridades, después de todo, las modas sirven para esconder las inseguridades de los individuos.

De lo esencial pasamos a lo superficial. Ya no es la playera que zurcía la madre o que se compraba al sastre, ahora la etiqueta te marca y te hace encajar en un estereotipo. Mucha gente en nuestra sociedad compra por la etiqueta, no tanto por la calidad. ¿Cuál es la diferencia entre unos jeans Weekend y unos Emporio Armani? Si, lo se, confieso que tengo Emporio Armani y comprados en Milán –hasta para “mamonear” hace falta clase, carajo–, que la línea y el corte de los jeans es mejor en los Emporio…perfecto…son muy endebles y se desgastan muy rápido. ¿Por qué demonios valen más si son muy delicados y además no tienen ninguna diferencia obvia (porque sinceramente, el corte no se lo ves de lejos, coño, te tienes que acercar para notar que marca es)?
La etiqueta. La respuesta está en la etiqueta.

Así vemos también a niñas que en su vida han hecho ejercicio pero van bien “monas” con sus tenis Puma y su playera estilo polo Lacoste, como si fueran al club a hacer deporte, pero realmente van a hacer otro deporte, el de aguante psicológico dentro de un centro comercial. Si ven que se puso de moda ir a determinado lugar, ahí estarán; coleccionar objetos, ver ciertas películas, usar ciertas cosas…todo con tal de ir a la moda. Conozco muchos y muchas que imitan lo que a otros se les ocurrió y solamente siguen modas.

Es una cuestión de identidad. Entre más confundida e inestable se encuentra la identidad del individuo, mayor esfuerzo hará por hacerse de cosas que reafirmen aquello que, trágicamente, no es. Por ejemplo, el Don Juan es un eterno ligador que pretende conquistar a todas las mujeres que conoce porque sólo así siente que reafirma su hombría, cosa que es falso. Su hombría es muy débil y depende del otro para poder decirse a sí mismo que es lo suficientemente hombre y lo menos “maricón”. Lo mismo con la ropa. Cuando se compran sus carteras Louis Vouitton, las niñas pretenden entrar a un selecto círculo del cual la mayoría no son parte (y las que si, es por satisfacer la falta de amor que reciben en su casa, con cosas materiales) y gastan a sus padres para satisfacer un capricho de moda.

La frágil autoestima y la poca seguridad en ellos mismos hacen que recurran a cosas externas para demostrar a los demás que podrían haberlo sido… y sin embargo no lo son. Imaginen el aspecto: mujer de veintitantos años, lentes Gucci, pelo alaciado de Salón, playera Lacoste rosa, jeans ajustados (marca italiana, por favor) y tenis Puma. Grito de la moda casual. O el hombre con la indumentaria ajustada a su género (aunque hay algunas prendas que realmente no sabes si realmente son de hombre). Necesitan traer un cocodrilito en el pecho y distintivos por todas partes para demostrar que ellos también pueden ser.

¿Qué tan seguro(a) te siente de ti mismo(a)? Lo se, conozco a la gran mayoría de los que se meten a esta página. De esos, conozco a un porcentaje que necesita muchas de estas cosas para acompañar el nick que se ponen en su Messenger. Para ocultar sus frustraciones y poder representar la pantomima de aquello que nunca fueron. Así como hablaba de Nueva York, también podría ser Barcelona o París…cualquiera de estas sirve como capital para las personas que se ajustan a esta columna.

Hemos perdido la brújula. Lo realmente necesario. A los 22 años nos creemos niños cuando a nuestra edad nuestros padres y abuelos ya estaban casados y trabajando. Eran productivos. Tenían proyectos en común y no necesitaban tantas marcas para satisfacerse, se tenían el uno al otro. Yo te dejo que cargues tu Louis Vouitton y tu grito de la moda, a ver con quién los disfrutas, yo prefiero trabajar para cosechar mañana.

Se que suena un poco fuerte mi columna. Es que me duele, sinceramente me resulta increíble la idea de que la gran mayoría de personas de mi generación sean tan vacías y tan poco seguras. Vamos, tan pusilánimes. Ah, pero eso si, ellos “si quieren ser alguien en la vida”…No se necesita algo externo para ser “alguien en la vida”, desde el momento en que te nombraron y tu das vida y forma a ese nombre, ya eres alguien en la vida. Me duele ver como buscan obtener a cualquier forma la etiqueta que los nombra; que se creen rebeldes por ver Rebelde y escuchar Arjona. Que buscan ser bohemios de afición o hippies wannabe dentro de El Hotel o algún otro antro de moda. Que gastan lo que no tienen y presumen lo que no les costó. Que hablan de modas y vidas dentro de un escaparate, sin darse cuenta que ellos mismos son el producto del escaparate sobre el cual se está experimentando.

A algunos bohemios de afición, de lengua para afuera, fans de Arjona, podrían escuchar “Chicos de plastico” (después de todo si esconde algo de verdad)…aunque quizá sientan que hablan de su Ken y Barbie, o quizá de su nuevo llaverito con algún personaje de Winnie the Pooh. No lo sé. Son ejemplos como tantos que conozco, como tantos que conoces. Sólo piensa…¿Qué harás el día de mañana que no tengas con que comprarte todos esos lujos que papi o mami te dan, trágicamente, por amor? “Seguiré adelante”, me parece escuchar…¿estás seguro? Si es cierto, porque no metes disciplina…después de todo, de eso se trata, de amor y disciplina.
Escuchando a personas que primero dicen que no y después se rinden a las modas.
24 mayo 05
Vargas Gómez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno pues después de leer tu blog de hoy, de verdad me he puesto a pensar en muchas cosas que hacemos y que no valen la pena. Y digo hacemos por que confieso que he caído en el juego en algunas ocasiones, aunque aún puedo decir que eso de ser "una facha" me hace la vida mas fácil la mayoría de las veces.

La anécdota es muy tonta, en España me aloqué comprando bolsa y zapatos al juego.. claro, en el Corté Inglés y de marca (Louis Vouitton para ser precisos). Desde luego, los primeros 15 minutos fueron "uf! espérame..." pero ahora puedo confesar, los zapatos son terriblemente incómodos y la simpática bolsa pues ahí anda aunque casi siempre uso mochila. En fin... algún día saldrán del clóset...

Gracias a Dios tanto tus padres como mi madre trabajan muchísimo para darnos a nosotros la vida que tenemos, junto con esas cosas que para otros son inimaginables.
No puedo declararme ente comunista así super amiga del PRD y los hippies del mundo pero si te digo algo: "De la moda, lo que acomoda" y claro, hay un lugar para cada cosa. Yo no creo que ir a la UIC sea ir a un desfile de modas como muchos lo hacen; Y bueno, si lo tienes qué bueno ¿no? Pero de verdad se me hace lo mas bajo catalogar a la gente por la marca que lleva. ¿Cuánto tienes, cuánto vales? Definitivamente la gente con jeans Weekend o jeans Armani, vale por sí mismo, no por cuánto le costaron a papá los pantalones...

Bueno Luis, cuídate mucho y se felíz por favor.
Disfruta tus jeans Armani y que no te importe lo que usen los demás.
Un abrazo cariñoso. Frida.