7.4.08

El fin de semana más largo de mi vida

Roxana: ¿que es eso?

Papiluy: ¡tu caraaa! –risas–

Villela: Papilu, Papiluuuu, se me acabó el juiski…

Esponda: yo digo que otro pomo…y vámonos por una vieja

Grillo: perfecto, ¿a recoger una vieja?

Esponda: Eestee, si, vamos. Si, por una vieja…al Hindoo

Todos: jajajajajaja ¡¡¡¡y se llama Frida!!!! Jajajajaja

Villela: No estoy pedo, o sea, yo se que estoy pedo y por eso lo digo por que yo se que estoy pedo y no me gusta que piensen que no lo estoy. Además, yo sólo me pongo pedo en Roma o en San Gimignano, esta es la primera en México. Pero no estoy pedo.

Villela: Esos son carnales y, Ro, me estas grabando.

Roxana: NOOOOOO.


Y pues que nos vamos. “A la chingada”, total, no había muchas salidas y, al contrario, parecía que el destino y un querubín descontrolado me habían aventado a que yo me encontrará manejando rumbo a la Condesa. Esquivando coches, llegando a tiempo –as usual– y presentándonos en el cumpleaños de Kim. “Hola”. Unos momentos, unas pláticas y de ahí, embarcándonos de nuevo en el tráfico de la ciudad y las caídas de Roxana a mitad de la calle –según ella, todo era culpa de los pantalones, no de la forma de caminar, jajaja–.

Quedé a las 10:30 pm y a las 10:33 pm estaba estacionando el coche, el roxymóvil (el cual iba piloteado por su servilleta mientras Villela hablaba y Ro ponía música), justo enfrente de la casa de Esponda. Ahí fue cuando comenzó la fiesta…y la versión oscura de Villela (y no eran sus pies).

Lo primero que nos recibió fue un shot de Jager, para cada uno.

Roxana: ¡pum!

Villela: ¡pum!

Yo: ¡pum!

Inmediatamente unas cubitas para Ro y para mí al tiempo que Villela decidía tomar el camino oscuro –a lo lejos se escuchaban nuestras voces que gritaban “no lo hagas, Villela, quédate con nosotros, por favor”– y se servía el whiskey directo, sin agua ni escalas, aterrizando directo en el torrente y en su cerebro. Bien. Pasaron las horas. Moríamos de hambre –unas horas más tarde aún, Villela aduciría que su peda se debía a eso y no a los whiskeys que se echó– y no sabíamos que comer: mientras que nosotros nos encontrábamos en un reducto del “sano” comportamiento (con Ro, Villela, Esponda, Gaby, Ursula, Grillo y Beto) cuando llegó el Capi cargando litros de alcohol, miligramos de refresco y unas papitas que, para que decir, nos supieron a la gloria máxima. A un orgasmo después de dos años, a un clamato después de la cruda. Gloria M-Á-X-I-M-A.

Comimos. Tomamos. Tomamos y comimos un poquito. “Estas de la verga, wey, andas ya muy pedo” se escuchaba que le decían a “Norman” al lado. “No, es que Gaby me cortó” dicho con tono arrastrado y con bastante mal olor. “No mames, ¿le pegaste otra vez?” Ya. Yo no sabía si reírme o indignarme. Preferí seguir en mi fiesta mientras Esponda danzaba, Grillo incitaba, Villela bebía y los demás platicábamos. Con decirles que estábamos en el jardín en lugar de estar dentro del booze.

Y les sigo contando después…se me acaba de ir la inspiración.

Ah, y por cierto, apenas es sábado a la 1:44 pm. Sigue siendo la una de la tarde desde hace como cinco horas. Pareciera que el reloj se hubiera fumado un churro de marihuana.

voy al velorio.

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