14.9.06

Y al fantasma, una prenda

Una presión arriba del vientre y a ambos lados del ombligo, sin embargo nunca debajo de él.

Se pregunta recordando qué se siente hacerle el amor a su fantasma. En un encuentro causal que viene a destronar la casualidad que reina en el sistema bajo el que se encuentran inmersos, se encuentran y se desenmascaran, más él que ella al inicio para al final ella terminar entregando su alma en un llanto privado y silencioso que sólo él puede observar; se deciden a entregarse a una causalidad y se toman uno al otro en medio de territorio neutral, pensando en quienes viven en su hogar. Se toman…quizá esa sea la sensación que busca.

Se besan. Se toman tratando de alcanzar cada resquicio en medio de un desenfreno natural y espiritual. Se encuentran haciéndose el uno al otro de una manera extraña y sin embargo propia. Se montan y frotan el sudor como en una fantasía particular de princesas anhelantes y caballeros exultantes. Se desvanece en medio de un orgasmo espectral derritiendo las ventanas y las toallas. Se pierden en medio del vapor y se tallan con gorras en la cabeza.

¿Qué se siente hacerle el amor al fantasma? Es cómo penetrar por una caverna húmeda y caliente a la velocidad del sonido y sin encontrar fondo. Cómo caerle encima a un águila y ser levantado por los aires en medio de una tempestad. Miedo a flor de piel que inunda la nariz, excitando el deseo. Ver a través, encontrando la almohada, pero sabiendo y sufriendo lo que hay en medio. Probablemente más cosas y quizá ninguna de éstas, o tal vez todas en una misma exhalación inmediata al orgasmo. Casi tan íntimo, eso si cree, como dormir con su fantasma. Es parecido a una presión arriba del vientre y a ambos lados del ombligo, sin embargo nunca debajo de él. Y quizá moriría por encontrarse con su fantasma y hacerle el amor en medio de la nada.

En el sur

13 septiembre 2006

VARGAS GÓMEZ

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