30.11.06

1º de diciembre

Faltan nueve horas para mi 24º aniversario.
Faltan cuatro horas para que empiece la celebración.
Faltan ochenta y un horas para que termine la celebración.
Faltan trescientos sesenta y seis días para que me vuelva a preocupar y más por llegar a la mitad de la veintena.
Faltan tantas cosas que pasen en la política nacional pero por primera vez en el año me olvidaré de todo y me dedicaré a celebrar.

Y todos los números son literales...
YEEEAAAAAAAAH JAJAJAJAJAJAJAJAJA REGALITOS, MUCHOS REGALITOS!!!!

29.11.06

En el camino

El tiempo es como un ser humano especial. Crece, pero a su antojo. Corre cuando le da la gana y echa a dormir cuando no tiene ganas de ver los eventos que provoca. El tiempo es muy especial y más para el hombre.

Hay algo que me llama especialmente la atención sobre el tiempo: conforme pasa el tiempo, éste pasa más rápido. Aún recuerdo mi cumpleaños de seis años y la moto eléctrica –de vanguardia en el mercado– que me esperaban en medio del patio mientras los adultos me cantaban las mañanitas. Y es que fui un niño en un mundo de adultos y rodeado de ellos; siendo el mayor de los hijos, sobrinos y nietos, no tenía más remedio que escuchar sobre política inflacionaria y las tendencias políticas del cono sur aplicadas todas ellas a mi regimiento de He-mans y de Thundercats.

Aún recuerdo ese y otros cumpleaños. Recuerdo muy bien la emoción que me provocaba saber que por fin mi cumpleaños iba a llegar, que había esperado tanto tiempo y que habían sucedido tantas cosas para que él pudiera arribar. Recuerdo que en medio se interponía todo un ciclo escolar y las vacaciones de invierno, semana santa y verano. Recuerdo que pensaba, a veces, que nunca iba a llegar. En dos días cumplo veinticuatro años y no es más así…

Conforme los años se han ido sucediendo en mi vida, estos han sido más rápidos, como si tuvieran prisa por dejarme o por crecer. El año pasado decía que había sido el año más rápido –y doloroso, cabe aclarar– de mi vida; este año afirmo que es el que más rápido se me ha ido de mis manos. Carajo, mis veintitrés años suenan melancólicos y el 2006 apenas y me dejó que lo escribiera en unos cuantos informes. Al inicio pensé que era una dolencia particular, que no era más que producto de mi corazón que respira aire nuevo o que mis ojos no se habían acostumbrado a la luz de este sol. Sin embargo me doy cuenta que tampoco es así…

Descubro que mis allegados opinan lo mismo –no sé si lo sufran– y que también los años se les pasan más rápido que antes. En lo personal no creo que sean los años, más bien el tiempo que le ha dado la gana que sea así. No creo que se eche para atrás nunca más así que sólo me deja una opción con mi vida: vivir para contarla, como dijera el poeta.

Quizá podrían influir otros factores para que el tiempo se comporte de esta manera tan ingrata, quizá somos nosotros los que lo hemos impulsado a que el reaccione así. Nuestra posmodernidad, con todo y nanosegundos incluidos, lo han orillado a tomar esas acciones y ahora venimos a quejarnos…de que no tenemos tiempo.

Siempre hay tiempo. No sé si haya más tiempo que vida, probablemente no, probablemente el tiempo es vida en tanto ésta lo crea. Sólo sé por el momento que este año se me fue muy rápido de las manos y que aquella moto con mi regimiento de Thundercats al lado no regresarán más…

viéndomelas con la resaca y atormentado por los "ismos"
29 NOVIEMBRE 2006
VARGAS GÓMEZ

24.11.06

LIQUIDACIÓN

Pocas veces no sé por donde empezar y esta es una de esas poquísimas veces que casi podría enumerar. Ha habido muchos cambios y acontecimientos en mi vida en tan sólo dos semanas que ¡vamos! ¡Dios!

Propiamente no me puedo quejar por los acontecimientos. Hoy, con la cabeza fría, los intestinos en su lugar, mi corazón palpitando tranquilamente y las demás cosas frías, afirmo que no me puedo quejar y que, al contrario y fiel a mi costumbre, he aprendido mucho. Tantísimo.

Es por ello que se justifica y entiende mi ausencia por estos lares; por ello es que el Deuteronomio se quedó solitario de palabras más no de lecturas y participación (quizá más importante). Razones, se preguntan. Razones, pues:

Ayer fue mi último día de trabajo como Director de Mercadotecnia. Anteayer presenté mi renuncia con carácter de irrevocable. Mis motivos no los expondré en este medio –principalmente por desidia de escribirlos– pero baste con decir que mi nombre, Luis Benjamín Vargas Gómez, permanecerá limpio, hoy y siempre; que mi palabra es lo más valioso que poseo y que mis ojos siempre miran de frente y con la cabeza hacia arriba. Se dieron cosas que amenazaron tremendamente mi orgullo, reputación y honestidad, cosas con las cuales no estaba dispuesto a ensuciarme así pues decidí mi salida de la mejor manera, cordial, como caballeros.

Entonces, hoy pertenezco a las estadísticas del desempleo nacional, jajaja, será por poco tiempo. Me dispongo a entregarme a tiempos de ociosidad y relajación con una liquidación decente (si no justa). Si alguien gusta es cordialmente bienvenido. La presión que soporté las últimas dos semanas fue tremenda, al grado de agarrar un “tic” –nombres pulentos a cosas feas– en el ojo izquierdo y tener que tomar algo para el stress. Lo bueno es que se acerca mi cumpleaños y todo pinta para que me tire del techo del WTC en bungee etílico, jajajaja. Pinta bien.

Existen también otras razones por mi ausencia: proyectos que estoy iniciando que aspiran a ser conglomerados internacionales, un corazón que busca desesperadamente y un libro que me ocupa el tiempo.

Gracias, en verdad, por seguir aquí. Ojalá que no desaparezcan tanto y yo, por mi parte, prometo no hacerlo, más con todo el tiempo que tengo a mi favor.

24 NOVIEMBRE 2006
LBVG
P.D. ya subí mas fotos

15.11.06

Palabras a fortiori

Hoy es de esos días en los cuales siento que mi cabeza va a estallar. Usted disculpará que me dirija de esta forma tan abrupta, pero comprenderá mi necesidad por evacuar el humor que me esta inundando.

He notado su gesto de interrogación casi preguntándome “¿de qué vas?” A decir verdad no voy a ningún lado, es por ello que me encuentro sentado aquí, en el lugar de siempre y con el olor que me rodea, explotando el páncreas, cabeza y corazón. No ponga entonces esa cara; así, perfecto. Muchas gracias.

Hoy me he dado cuenta, una vez más –si, lo sé, no me haga esa afirmación– que amigos soy contados y con los tres dedos de la mano empieza y termino por contar. Hoy me di cuenta que aquel que tan bien me trató y juró ser mi amigo, en realidad me estaba utilizando de parapeto para que, en caso de que estallara el problema, como sucedió hoy, el se pudiera escudar en mí e, inclusive, no irse solo a la mierda. Y el problema no es propiamente el mancharse de mierda por un amigo –usted sabe bien que lo he hecho antes– si no el hecho de que no se me informara al respecto y se me manejara, con mentiras, una secreta intención velada y macabra.

Es por ello, quizá ahora lo entienda mejor, que me encuentro sentado aquí expulsándolo todo. No haré una exposición de motivos puesto que no es el momento –y quizá tampoco el lugar– pero queda patente mi molestia, dolor, confusión y rabia interna. Me han tomado el pelo, como dicen por ahí, y se aprovecharon, según palabras textuales de mi jefe, de mi “nobleza”. Vamos, para no andar con rodeos, sabe usted bien que soy muy directo: me vieron la cara de pendejo y no supe poner las gónadas a flote a tiempo. Si, así fue, o por lo menos así lo veo y me critico por ello. No sé si seré muy severo conmigo pero siento que inclusive me hace falta un poco más de responsabilidad por aquello que sucedió y que hoy explotó.

Aquel que en su momento me llamó amigo en realidad no lo era. Ingenua y románticamente pensé que así era y supe guardar un secreto que hoy ya no lo es más. Perdóname tú –no usted– porque pronto se te devolverán todos esos malos manejos, antes de que llegue el invierno. Pero perdóname más por no poder decirte, advertirte sobre lo que te está a punto de llegar. En otros momentos te hubiera puesto sobre aviso para que pudieras guarecerte, sin embargo hoy no puedo más actuar de esa forma, más tomando en cuenta que no me llamaste amigo con el corazón, si no con la cabeza y el currículum vitae. Pronto llegará el momento y me mortifica saber que tendré que seguir tratando contigo y que posiblemente reciba recriminaciones de tu parte, recriminaciones que no podré aceptar y que tendré que devolver con todo el orgullo con el que se escribe mi apellido y nombres, limpios y honestos. Tendré que tomarte el teléfono y negociar contigo, con palabras hipócritas por tu parte y omisiones por la mía.

Ya. Gracias. Perdóneme por no dirigirme a usted este momento y antes de que tome ese teléfono para diagnosticarme con un psiquiatra, entiéndame que él también está presente aquí y que acabará por escuchar estas palabras. Palabras últimas que le dedico con el corazón herido y la amistad mancillada. Palabras que terminan por cumplir aquello que siempre me he fijado como eje rector de mi vida: honorabilidad y sinceridad.

Gracias pues, por su tiempo. Sé que tiene obligaciones por cumplir. Algún día le recompensaré los momentos que siempre me ha dedicado, téngalo por seguro. Entiendo que se tenga que ir al igual que me tengo que retirar yo. Que descanse y tenga usted muy buenas noches.

Hasta luego.

15 NOVIEMBRE 2006
VARGAS GÓMEZ

12.11.06

Raymond Weil

Después de tantos años, por fin. Ayer me pude comprar mi reloj. Quizá para muchos este sea un evento totalmente insignificante –lo comprendo–, sin embargo, para aquellos que me conocen y han compartido mis avatares los últimos 2 años de mi vida, por lo menos, sabrán lo importante y significativo que resulta para mí. El origen…

La primera vez que deseé comprarme el reloj tendría yo aproximadamente 18 o 19 años, no más. Era yo otro hombre con diferentes personas a mi lado. En aquel entonces moría por el clásico de Longiness, el extra-delgado. Los ocho mil pesos de aquel entonces me sonaban a una fortuna y definitivamente se encontraban más allá de mi posibilidad; sin embargo recuerdo que hubo un momento en el cual pude hacerme de él pero resultó que se cruzó en mi camino Europa y que yo me tuve que pagar la Universidad a cambio de la manutención completa de mi papá. Era un trato justo, por lo cual Longiness tuvo que esperar.

Así pasó el tiempo. Todo el tiempo contenido en el reloj y medido por él, sin que yo lo tuviera. Hay personas que saben lo mucho que lo deseé. Inclusive las últimas 8760 horas no tuve reloj con qué medirlas debido a que el reloj que utilizaba en aquel entonces pasó a mejor vida en un accidente de motocicleta. Pasó el tiempo.

Es importante hacer la distinción en este momento acerca de mi acceso a otros relojes. Mi padre me ha regalado dos relojes pero los dos son muy buenos, demasiado; uno de ellos, inclusive, resulta demasiado ostentoso y mi mano corre el riesgo de ser separada de mí en un intento de atraco. El otro no resulta ser un reloj para toda ocasión, en realidad ninguno de los dos; más bien son relojes de fiestas familiares o de bodas. El Longiness tenía buenos elementos para hacerse desear.

Ayer me desperté decidido a poner fin a esa larga espera. Una espera que yo mismo me había impuesto dado que no era mi realidad comprarme el reloj, ya que podría haberme endeudado pero sufriría para pagarlo o me hubiera quedado muy justo. Ayer ya era otro tiempo y otra realidad. Ayer me fui decidido, con el paso del segundero en cada pierna y entré a la sección de relojería de Palacio de Hierro. Vi el Longiness. Ahí estaba, como siempre, tan delgado y a la vez tan bonito. Sin embargo esta vez ya no me mataba por dentro como antes.

- Déjame ver otros, antes… -respondí a mis padres que me acompañaban en mi misión.

Me paseé por entre los estantes y de pronto lo vi. Era el reloj adecuado para estos tiempos y su segundero es más parecido a mis medidas que el del Longiness. De hecho este tenía otro nombre, es un Raymond Weil y su precio era un poco más elevado que el extra-delgado venido a menos. Tanto tiempo deseándolo y ahora ya no lo quería…Había sido un capricho.

Al final decidí empeñar mi tarjeta de crédito y llevarme este trágicamente bello verdugo de minutos que cuelga de mi muñeca. El Longiness ahí quedó, a la espera de crear otros deseos en otras personas; se quedó en su estante junto con algunos recuerdos míos que le endosé sin que se dieran cuenta las dependientes del lugar. Aquel que se compre ese reloj sin duda se llevará, además de un limitante en su tiempo, unos recuerdos que nunca le pertenecieron y que seguramente le arrullarán por las noches así como a mí me provocaron insomnio.


Vasos de Roma y Ginebra
12 noviembre 2006
VARGAS GÓMEZ

8.11.06

Madre

Resulta interesante que los cuestionamientos se le dirijan a la Madre. Es verdaderamente conmovedor imaginar la escena de un pequeño de ocho años cuestionando a su madre sobre el amor y sobre la guerra; resulta aún más conmovedor la imagen del mismo niño (o de otro) con diecinueve años encima y preguntándole a su madre si esa mujer es la correcta para él…

Una madre que desea que su hijo crezca pero siempre con una parte dentro de ella. Alejado de todo categórico moral, en verdad resulta conmovedor; sea la Madre del hogar o la Madre cultural, no dejará de ser madre que resiente la ausencia del padre (aunque haya ido a trabajar o beber whiskey) y que desea ver a su “pequeño fruto” (cual flor de otoño) crecer siempre a su lado. Pero manteniendo distancias.

Y es que, después de todo ¿qué respuesta podría dar esa Madre? Suponiendo que fuera una Madre arquetípica, su respuesta siempre sería un bálsamo para la ansiedad malograda y no entendida del hijo ¿Qué otra respuesta podría otorgar que no fuera un lugar común en el cual refulge por su ausencia la preocupación del futuro, en tanto el ala de la Madre permanezca ahí para proteger a su polluelo, que quiere crecer pero no sabe cómo?

Después de todo, esa es la idea de la Madre. Aunque, cómo dirían por ahí, “hay de madres a madres”. Están esas a las cuales se les entregan abrazos de oso y devuelven besos de mariposa o que se vuelven cómplices silenciosos de las travesuras imaginativas del niño…pero también están otras que prometen alejar todo lo sucio que pretenda mancillar a su hijo o que quiera depositar concientemente todos sus miedos en él -aunque lo hagan todas al cantar sus canciones de cuna.

Mother, do you think she's good enough
For me?
Mother, do you think she's dangerous
To me?
Mother will she tear your little boy apart?
Mother, will she break my heart?

Mother, did it need to be so high?
VARGAS GÓMEZ

6.11.06

Informe #1

Entre tinteros entubados y papeles amontonados me encuentro.

Ni siquiera el humo del cigarro me acompaña para nublar la vista de mi diario encierro.

Me desespero.

Me aturde el paso del tiempo.

He botado el reloj en la última esquina, decidido a no sentirme esclavizado también por mí.

Volteo. El ramillete ha sido deshojado por completo.

Me queda la opción de esperar o pedir a ser esperado.

El invierno está en ciernes y en un abrir y cerrar de ojos la primavera llegará

y no sé bien todavía si llegará entonces a ayudarme a cortar otro ramillete.

Cuando busco el verano en un sueño vacío
VARGAS GÓMEZ

5.11.06

No te amo

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio o flecha de claveles que propagan el fuego: te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva dentro de sí, escondida. La luz de aquellas flores, y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo el apretado aroma que ascendió de la tierra.


Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde, te amo directamente sin problemas ni orgullo: así te amo porque no sé amar de otra manera, sino así de este modo en que soy ni eres, tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía, tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

Pablo Neruda