DECEPCIÓN

Sucede que hoy no puedo pero quiero escribir. Es una sensación desgarrante que desespera. Me desespera porque tengo deseos pero no puedo concretar. Mi cabeza tiene tantos temas, tantas palabras y, sin embargo, no se enfoca en uno. Podría escribir de política, medios, cultura, amor…puedo escribir y quiero escribir de tantas cosas y no me lo permito. Simplemente no me lo permito.

Lo único que deseo en este momento es descansar, no más. Deseo otras cosas pero en este momento lo único que deseo es descansar. Mis ojos me traicionan y se cierran sin pedir permiso. Mi mente se aturde y no me deja concentrarme en un tema. Mi corazón, cansado de gritar por un poco de atención, simplemente ha callado. Quiero dormir un día entero y despertar y que todo sea diferente. Que mis ojos no se cierren, que mi mente se aclare y mi corazón hable.

Se que no sucederá. Se que no puedo descansar así. Se que tengo que seguir adelante y luchar y tratar. Tratar y luchar. Mañana tomaré una decisión muy importante. Mañana, jueves, decidiré algo que pocas veces he hecho en mi vida. Si ese es el caso ya lo contaré, necesitaré sacarlo. A algunos tendré la satisfacción de poder decírselos en persona, se que a otros no.

Lo único que pido es que no se olviden de esta página y que si bien esta ha sido la semana menos prolífica de cuantas ha tenido este sitio, ya no más. Aquí estoy, cansado, ojeroso, callado y aturdido, pero aquí estoy.

Me encuentro decepcionado del ser humano y, sobre todo, de la gran mayoría de la gente posmoderna, “chicos de onda y de hoy” que, años mas, años menos, tienen mi edad. Decepción por otras personas y de actitudes inmerecidas. Decepción que mañana encontrará forma y, anticipo, también solución.

En un día como pocos y en que mi cuerpo me traiciona, pidiendo tan sólo un abrazo y deseando un beso que acalle mi boca.

Vargas Gómez