17.1.07

Y si

¿Y si tan sólo nos fuéramos?

¿Qué pasaría si simplemente tomáramos la decisión de agarrarnos el uno al otro con nuestras esperanzas, envolviendo nuestro esfuerzo por equipaje y compráramos un boleto sin retorno?

Enfrentar las decisiones y opiniones de los ajenos, juntos, sería cosa fácil. Sería volvernos un muro inquebrantable que no encontraría oposición alguna en tanto nuestros cimientos se encuentran arraigados a nuestras almas. Aunque también es cierto que las oposiciones quizá no sean más que producto de nuestra desesperación, como la figura de un dragón en la sombra de un ratón. También eso puede ser cierto, que no haya impedimiento.

Irnos lejos.

No sé si cruzar el océano o simplemente cambiar de Estado, pero se antoja deseable. Un lugar alejado de horrores y sombras que acechan en las palabras. Nos encontramos en este espacio tan lleno de rocas y estatuas de sal que amenazan con hacernos llorar. Me desgarra la impotencia de saber que la decisión es nuestra única arma para luchar, no por qué no pueda tomarla si no por qué tú también tendrías que empuñarla.

Me queda claro también que irse no es la única opción. Podríamos quedarnos y hacer nuestras cosas y mundos posibles en este lugar; sería hermoso, sin duda, no tener que llevar nuestra tierra en un saquito de arena junto al corazón. Pero a veces te veo como mirando al horizonte y me pierdo yo también en esa dirección. Y me da por preguntarme: ¿y si?

Sabemos que eso no es lo realmente importante, bien podría ser un cuarto de azotea o un loft en Sant Pol, siempre y cuando te besara por las mañanas y tú me aferraras por las noches.

Pero hasta que ese día no llegué no tenemos más remedio que aguantar. Sigue siendo un relato inconcluso. Luchar porque nuestros sueños y el destino se cumplan y formarnos en esa larga fila que espera para que la taquilla se abra. Y luchar, luchar por un proceso que es parte de un círculo existencial que no termina de cerrar.


What if, Miss Stone?

16 enero 2007

VARGAS GÓMEZ

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