Me duele muchísimo, como no tienes idea. Uno no debería de pelearse con las personas que ama. Uno no debería de dejar de ver a las personas que ama. Uno no debería de dejar de amar a ciertas personas. Estoy muy triste. Escribo al rato...sólo quería dejar algo momentaneo. Saldré a despejar ideas.
4 horas y media después.
Ya regresé. Me había sentido mejor después de la plática que sostuve por MSN con Sisniega, sin embargo, de pronto, el panorama se tornó ominoso de nuevo y lóbregos parajes se asomaron en el paisaje. Es de las pocas columnas que he llegado a escribir con una lágrima en los ojos. El día de ayer fue terrible y ni qué decir hoy. Cambiaron mis planes. Recién regresé de la pausa anterior empecé a escribir una crónica pero me veo imposibilitado. No puedo, no tengo los ánimos ni las ideas.
Los dejo en mi calle. Están en su casa, la Calle Melancolía:
Como quién viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntes adónde,
busco acaso un encuentro que me ilumine el día
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto,
por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número 7, calle Melancolía,
quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía,
en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama,
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventana donde agarrarse. Soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy...
Vivo en el número 7, calle Melancolía,
quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía,
en la escalera me siento a silbar mi melodía...
Carajo. Después de todo, lo momentaneo se convirtió en el haz de luz de meses de gestación.
UNA lágrima. 22 septiembre 2005
VARGAS GÓMEZ
4 comentarios:
...lejos donde nadie te daña, nada es mas que Alucinaciones Perfectas que te alejan de la realidad...
Aqui estoy, gracias de nuevo por compartir mi mundo, por ser parte tan especial en mi vida y sabes que siempre que necesites a alguien para hablar, llorar, reirte, mentar madres o lo que sea... te comparto mi espacio, mis oidos, mi mente y mi corazón.
No nubles tu mirada por amores que en lugar de ser un tormento deberían de ser bellos recuerdos y constructos de experiencia.
Con todo el cariño del mundo,
tu amiga incondicional...
Bueno pues que decir de esas peleas, ademas de romperte el corazon y sentir que no les importa
Que te paso?... no cabe duda que andas por la calle melancolia... se nota, ya que estas poniendo muchas de Sabina, no esta mal pero esas canciones en su momento me llegaron al corazon, y creo saber por lo que estas pasando...
Ahi te va algo de Gustavo Cerati...
"He llegado hasta el fin, con los brazos cansados, tantas veces te vi dibujando un olvido... y eso paso; me embriage hasta el hastio con tu miel venenosa, y lo mas resbaladiso es creernos sin memoria... y eso paso... FUE..."
Espero que muy pronto puedas mudarte al barrio de la alegria ^^
Caray...la vida ciertamente nos pone duras trabas y momentos en los que no parece haber luz ni espereanza...esos momentos son los que nos hacen crecer en todos los aspectos, la cuna de la madurez me atrevo a decir...que bueno que puedes expresarlo a través de la escritura y, ¿porque no? con los amigos...sabes que conmigo cuentas para lo que sea...
y recuerda, cuando todo vaya mal, solo hay dos palabras que necesitas gritar, de hecho tú me las enseñaste: ¡Chicles chicles!
o comerte un tin larín también ayuda, a mi me sirve...
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