Escribiendo te dejas en el papel y te entregas al otro. Al lector. Sin más. Escribir resulta ser la actividad más cotidiana y, curiosamente la menos observada, de nuestras vidas. Escribimos no sólo en un papel físico y de manera literal. Escribimos en nuestra mente. Escribimos en nuestra alma. Escribimos en nuestro corazón.
En este momento estoy en la oficina. En dos horas salgo de aquí. En dos días salgo de clases. En dos trimestres salgo de la carrera. En dos se ha dividido mi vida. En dos nos dividimos. Si, estoy de acuerdo que "casualmente" hoy se hace lo de las dos horas y los dos días... ¿y lo demás? Las casualidades, como alguna vez mencione en CASUALIDADES o en DESARROLLO 1, no se dan por azar, nosotros las posibilitamos y construimos a partir de nuestros propios actos y decisiones. Hacernos responsables de nosotros mismos y asumir una actitud de responsabilidad mutua parecería ser la mejor forma de iniciar un buen contacto con las "casualidades"...no deja de ser una utopía: la gran mayoría de la gente no soporta la idea de ser responsable de algo más que no sea el aire que respiran...les da miedo.
Sin embargo no me desviaré. En dos se divide mi vida, decía. En dos la vida. Dos caminos en la encrucijada. Dos fuerzas. Dos vías. Dos personas. Dos ojos. Dos orejas. Dos fosas nasales. Dos manos y pies. Dos. Me podría seguir así pero lo más importante se enumeró en los 5 primeros ejemplos. Dos. Resulta ser que mi fecha de nacimiento también es par. También lleva dos.
¿De cuál se fumó este Vargas? -me parece escuchar la voz de Esponda a lo lejos-
Si fumé en todo caso será Marlboro rojos y fue ya hace dos horas y media. Son tan solo una serie de reflexiones no sólo de las "casualidades" y "coincidencias" (el prefijo co signfica dos) de la vida, también de la evidencia de la necedad del hombre (y mujer) posmoderno por individualizarse cada vez más. Pero no un individualismo como el pregonado por Cristo. Este resulta ser un individualismo mezquino y egoista. Un individualismo de primero pensar en mi por miedo a no responderle al otro. Y así nos vamos. Así vamos. Habrá que declararse inocente o habrá que ser abyecto y desalmado...
Tendre que hacer lo que es y no debido. Tendre que hacer el bien y hacer el daño. No olvides que el perdón es lo divino y errar a veces suele ser humano.
En fin, esto es tan sólo una reflexión para tí, lector, que me regalas unos minutos de tu vida. Minutos que nunca más recuperarás. Por eso te agradezco, porque yo antes te dí los míos al momento de escribir esto. Despúes de todo, para poder escribir hacen falta también dos, uno que escriba y otro que vea.
p.d. ¿ya vieron las nuevas fotos?
Entre mitades y números pares.
01 12 1982
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