Guía de nicknames para el espejo

¿Se han percatado de la gran cantidad de nicknames? La gran mayoría de ellos son ridículos (sin ganas de ofender) y todos hablan de la proyección psicológica de la persona.
Me he encontrado desde personajes de cuentos de hadas - ¡¡despierten niños (as)!! ya no viven en el mundo rosita ni con los hermanos Grimm - como Hansel, Cenicienta, hasta frases que pretenden mediocremente convertirse en aforismos de gran profundidad; algunos ejemplos:

-“Imagino que la noche junto a ti es desgastante, que tocarte es quizá como tener el universo”
- “Extrañar a alguien, sentir su ausencia, no es más que extrañarse a sí mismo”
- “No hay reloj que de vueltas hacia atrás”

O inclusive algunos en lenguas extranjeras:
- “I want to get drunk as hell so in the morning I can have a story to tell”
- “Lle wethrine amin” (¿alguien me puede decir que demonios significa?)

Y así podemos seguirnos con una lista verdaderamente interminable. Siempre existirá un motivo para cambiar nuestra identidad en una red anónima. Convertirnos en aquello que no somos a través de un nick, o más bien, convertirnos en aquello que nos gustaría ser y/o hacer. En esto realmente internet se ha convertido en una maravilla para el hombre: el elemento de evasión virtual de la realidad –suena harto elaborada la frase, ¿no?– en el cual cualquier persona se puede conectar y pretender ser alguien que no es –desde cambio de personalidad hasta nombre o sexo– en un chat, messenger o página de intercambio de datos para tener "amigos" por todo el mundo y no perder contacto con los amiguitos de la escuelita. Hasta eso se ha desvirtuado, la palabra amigo.

Hay algunos nicks que son acompañados por extraños símbolos como un sol, una estrella, una luna, o algunos más avanzados como una colilla, un coche o una cara demostrando una emoción. Curiosamente, ninguno de estos símbolos son reales y para poder expresarlos así tenemos que utilizar paréntesis entre los cuáles encerramos un símbolo que parece ser lo que nosotros desearíamos que fuera (encerrando la realidad en un paréntesis).

Más allá de cualquier análisis de esta curiosa forma de escritura, me pregunto: ¿Cuál es el límite de edad para adoptar tales identidades? Me queda claro que ni mis padres, tíos, o personas adultas que tengo en mi messenger (all right!) tienen este tipo de nicks estrafalarios o, en el mejor de los casos, ridículos –recuerden, no es mi intención hablar en específico de nadie, y si alguien se siente aludido, pues puede recurrir al mejor apodador en el mundo, una enciclopedia o un diccionario–, más bien tienen su nombre de pila o su nombre y apellido. Tan tan (suenan las campanas). Eso es todo, no necesitan nada más por que no tienen nada que demostrar. Lo que han necesitado demostrar lo han demostrado en el mundo real y con sus familias y obligaciones. Entonces pues, ¿será esto también el reflejo de un problema generacional? ¿Hasta que punto esto es una crisis de identidad generalizada (puesto que queda claro que lo es)? ¿Hasta que punto la inmadurez del individuo se ve reflejada en su nick e identidad adoptada?

Viviendo en una Era del simulacro como la que estamos viviendo actualmente, en la cual todo es pura y neta simulación (en otra columna escribiré acerca de esto), parece ser que los nicks se han convertido en nuestro nombre de pila y que vivimos anhelando encontrar una identidad que satisfaga ya no sólo nuestro malestar, también nuestra incomodidad con nuestro ser reflejado en el espejo. Parece ser que nos avecinamos –de continuar en la misma tesitura– a una etapa de la Humanidad en la cual nuestros problemas, complejos y personalidad se verán fragmentados en dos o varias identidades que se expresarán ya no sólo en un nick, también en el email, chat, etc. Parece ser que ya no nos gustó lo suficiente llamarlos Luis, Pedro, Silvia, Alfonso, María o Lourdes y necesitamos (¿realmente lo necesitamos?) algo más que reafirme no lo que somos, si no lo que nos gustaría ser. Parece ser que el consumismo EXACERBADO ha alcanzado nuestras identidades también; ya no sólo es acudir a malls o plazas tan grandes como un pueblo para comprar por llenar un vacío en nuestras vidas (comprando ropa de más ya que NUNCA será suficiente, zapatos, camisas, bufandas, más, más, MAAAAÁS). Parece ser que necesitamos también consumir nuevos nombres y dibujos virtuales que los representen (Meego).

¿Cuántos de los que están leyendo esta columna no hacen esto? ¿Cuántos no pierden el tiempo y disminuyen su productividad en el trabajo por estar conectados al messenger y PLATICAR con el compañero de oficina (en verdad es impresionante, se dicen hola y están a unos metros de distancia)? ¿Sabían que en vez de perder el tiempo viendo "quien se conecta" pueden leer un libro? No se sientan culpables, no es malo, es triste pero no malo. En vez de sentirnos culpables o agredidos…mejor recordemos nuestro nombre ¡A que ese si es un nick original! Patentaré la idea y venderé fotos del mismo usuario para que se nombren en un chat y me volveré multiputrimillonario. Jajaja, ¿Qué tal Bill Gates, te gané el negocio? It's alive, It's aliveee...

Pareciera ser, por momentos, que se nos olvida que nacimos hombres y tuvimos un nombre…