Iba entrando a la oficina, dispuesto a apretar el botón del ascensor cuando escucho en la entrada de la oficina de enfrente –qué es una Notaría muy pulenta:
- Oye –se notaba un acento popular– la mujer de actor ¿como se dice?
He de aceptar que me sorprendí, puesto que no imaginaba a un hombre llamándose “Actor” y la sola imagen de este hombre me provocaba una mezcla de terror con risa al pensar en la mujer de éste.
- ¿Actora?
No pude menos que silbar y sonreír a mis adentros. Pensar en la imagen de la mujer del actor y no en el femenino me hizo vibrar al imaginar como sería el resto del día. ¿Cómo será, ahora?
- Oye –se notaba un acento popular– la mujer de actor ¿como se dice?
He de aceptar que me sorprendí, puesto que no imaginaba a un hombre llamándose “Actor” y la sola imagen de este hombre me provocaba una mezcla de terror con risa al pensar en la mujer de éste.
- ¿Actora?
No pude menos que silbar y sonreír a mis adentros. Pensar en la imagen de la mujer del actor y no en el femenino me hizo vibrar al imaginar como sería el resto del día. ¿Cómo será, ahora?
1 comentario:
jajaja... ¿Qué nos depara cada "resto del día"? esa, esa es una muy buena pregunta...
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