EXISTENCIAS

¿Qué pasaría si por un momento fuera una pluma de ave y me fuera al vuelo con una ligera brisa de aire?

¿Y si por un momento nos levantáramos al menor soplo de vida para poder sentirla bajo nuestras almas y experimentar cien existencias alternas en un solo giro de aire? Recorriendo bolsas de aire y girando entre ellas hasta el momento de marearlas y aterrizar encima de un elefante.

A veces camino y me encuentro con que las piedras se mantienen en el mismo lugar y que sólo un ventarrón las puede mover de su lugar, sin embargo, inmediatamente se acomodan a ese nuevo lugar asignado por la fortuna –o por corrientes físicas difícilmente explicables de tal manera que resulten entendibles– para permanecer quizá eternamente, por lo menos hasta que llegue otro ventarrón o un alud de lava sea eructado desde la casa del vecino en el momento menos esperado.

¿Qué pasaría si fuera por un momento una partícula de luz que se mezcla con todos los rayos de sol al unísono, creando un orgasmo multicolor? Una fusión inmensa que derivara en una orgía en la cual no se distinguieran partículas, mucho menos cuerpos, sólo un destello que cegara al sol.

¿Y si mejor fuera una mota de polvo? No, esa no, ya que se queda pegada la muy molesta al primer objeto que encuentra…

A veces me encuentro con pesados olores que han sido dejados por ellos mismos por temor a fundirse con sustancias nuevas y entonces los evado. No por su temor si no por su pesadez. De vez en vez percibo olores viejos que se niegan a cambiar su forma y los saludo con agrado pero siempre terminan por inundarme con su melancolía y prefiero seguir caminando.

Me pregunto al despertar como sería yo habitando en una gota de sudor que resbala lentamente por el cuerpo de ella, quién fuera, pero ella. Recorriendo la ruta del caos regida por el capricho de sus poros hasta que se evaporara mi cuerpo y mi sustancia se metiera en ella. De esta forma podría volver a surgir una y otra vez hasta que no quedara milímetro de su cuerpo que no hubiera hecho mío.

¿O si fuera un águila que domina los aires? ¿o una luciérnaga dividiendo la entrada del averno de la Tierra? ¿un muérdago atemporal? ¿una ventana abierta que mira al bosque encantado?

Sigo caminando, admirado siempre por la forma en la que doy mis pasos e imaginar el imperceptible retumbar que producen en el pavimento. Prefiero la tierra, ahí dejo mis huellas para que el tiempo y el viento las hagan suyas.

Camino y miro siempre de frente y adelante, tratando de recordar los pasos que me guiaron a donde estoy ahora. No siempre lo logro al tratar de recordar al poeta que susurrara: ¿para qué cometer los errores antiguos, habiendo tantos errores nuevos que cometer?

Camino e imagino, ¿quién sabe, quizá cuando abra los ojos súbitamente me vea rodando como bola de nieve fundido con ella a lo largo del Himalaya…

I love to be part of the time
VARGAS GÓMEZ