Sentado. Con largas piernas y demasiados huesos en las manos espera sentado a que de la hora. Su mano recorre su cara como reconociéndola. Su mirada se pierde en la multitud de colores que llenan la terraza del café. Enfrente de él, la mesa vacía con un cenicero sin ocupar. Reposa en una silla y enfrente de él, un sillón más chico y roído. Y ruido. Mucho ruido.
Sentado, simplemente espera algo, aún no sabe qué, pero mientras le queda aún un poco de tiempo antes de que sea la hora de pararse y regresar detrás del mostrador a envolver flores.
12 julio 2006
VARGAS GÓMEZ
VARGAS GÓMEZ
2 comentarios:
Vaya... pues ojalá pronto alguien ocupe esa silla, pero lo más importante: que esa persona lo merezca y lo valga, pero solo ud. (y quizá ni siquiera ud) sabrá como descifrar eso.
X otra parte, este viernes 28 es el aniversario, habrá un escrito que no quiero que se pierda. Ah! y me volví a chingar la rodilla, mientras patinaba con Karla en San Jerónimo hace una semana como ve?
Saludos!!!
jajaja amigo, muchas gracias por el comment y los anuncios pero he de decir q a pesar de la profundidad de tu señalamiento, esta columna NO habla de mí, es un relato x....esta es una de esas pocas que no hablo de mí, sino de lo que me ha tocado ver.
GRACIAS ANYWAY
Publicar un comentario