Estornudo y el mundo entero habla de mí
El gigante. Fernando Delgadillo.
Sucede que me duele. El desengaño duele. Duele ver las cosas tal y como todos los demás las configuran. Normalmente vamos por la vida recreando nuestra realidad y compaginándola –hasta cierto punto- con la realidad de los demás, estableciendo así un mutuo acuerdo para poder vivir en sociedad. Así funciona en brevísimas palabras.
Vivimos auto-engañándonos, tratando de conseguir así nuestros múltiples deseos conjugados en uno sólo. El deseo. El deseo que solucionaría el malestar. El engañarnos no está ni bien ni mal, no contiene un categórico moral, es simplemente una acción humana para supervivir. El engaño, entonces, es como una fina tela que cubre nuestros ojos y corazón para no ver aquello que los demás, muchas veces, si pueden ver.
El engaño es el arma maestra del amor. Cuando amamos a una persona nos engañamos para poder seguir muriendo con ella/él. El engaño nos permite levantarnos cada día suspirando por su aliento. Creo que el engaño es el ritual básico del amor. Que terriblemente fuerte. Fortísimo.
El desengaño, pues, resulta ser catastrófico para los objetivos del amor y de la relación. El desengaño es como una daga que nos enterraran en la boca del estomago. Sube. La entierran y la suben lenta y profundamente atravesando todo lo que roza. Sube y destroza. Llega al corazón y ahí da vueltas, revolviendo todo lo que en él se anidaba. El desengaño es una daga que parte el alma y revuelve el corazón.
Nos desengañamos –me desengaño- cuando vemos, de una vez, las acciones que está cometiendo la otra persona en “contra” de nosotros. Quizá no lo haga, propiamente, consciente y directamente en contra nuestra –mía- pero en el fondo, muy en el fondo, al pensar nada más en ella parecido a que te hicieran a un lado. Al hacerte a un lado te saca del camino, aventándote al páramo sin sentido. Quizá no lo haga propia y directamente en tu contra (algunas veces) pero actúa en contra de un mismo objetivo. Del objetivo de los dos –maldito egoísmo e individualidad; maldito Big Brother y amigos “all right”; maldita época sin razón, perdida entre el sentido y no sentir-.
Me resulta tremendamente difícil explicar esto. Quizá porque tuve las palabras atoradas y el corazón revuelto. Si, quizá por eso. Trato de concentrarme y sonar claro –nunca objetivo, eso es cosa de los posmodernos, ¿desde cuándo un ser humano es objetivo?- para que el texto se defienda por sí sólo. ¡Carajo!, es tremendamente difícil, hacía tiempo que no me sentía así. Cuando te desengañas nunca es poco a poco o de paso a paso. Es súbito. De sopetón dirían por ahí. El desengaño ocurre en un instante, por una plática, mirada, encuentro o carta olvidada.
El desengaño es inclemente. Tiene que serlo, tristemente. El desengaño no se detiene, arrasa con todo lo que se le enfrente, desde recuerdos hasta el amor. El desengaño no es piadoso. El desengaño resulta ser inclemente por ser lo que es y lo que tiene que ser. Me desengaño cuando la(s) persona(s) por las cuales caminas y trabajas te lo muestran cobardemente. Aquí dos puntos: los posmodernos me dirán que no, que viva y trabaje por mí mismo. Yeah right! Cualquier hombre o mujer con dos dedos de frente, con sangre en los labios y un corazón palpitante sabe que no es cierto, que no es posible. Necesitas algo y alguien por quién vivir. Cualquier teólogo o filósofo, inclusive, me darían la razón.
Segundo, te lo muestran cobardemente porque, casualmente, te terminas desengañando tú mismo, nunca la otra persona. Te desengañas porque encuentras algún objeto o por el infortunio que te llevó a ver algo que te destrozó el corazón. El desengaño, irónicamente, solamente puede ser desenvainado por ti mismo.
No es propiamente que te –me- falte una persona (jajaja –se escucha la risa irónica- ¿cuántas personas nos faltan? –me pregunta-) en especifico. Más bien son cosas ajenas a mí que necesito; las necesito para adueñarme de ellas. Esa maldita necesidad de que el exterior me dé algo; ese algo que alguien llenar –utilizando el infinitivo a fin de que se le conjugue dependiendo la necesidad o fantasmas del lector-.
Resulta que me desengaño y me duele. Me duele el desengaño. Nos duele el desengaño ¿De qué me desengañé? Eso es lo de menos y más importante, al mismo tiempo. Me desengañé. En estos momentos desearía que me volvieran a engañar, a meter en el círculo de la vida, amor o amistad, cualquiera que sea el caso –el cual no pretendo desentrañar aquí por mí mismo-.
En estos momentos el desengañado mataría por que lo regresaran al engaño. El corazón tiene razones que la razón no entiende, decía Pascal. Si lo anterior es cierto (lo cual me consta) puede ser que el desengaño desemboque felizmente en un nuevo engaño y haya servido para afirmar/reforzar el lazo, de lo contrario, el lazo queda espantosamente manchado. Manchado por siempre. Manchado porque la otra persona no quiso, no se tomó la molestia de volver a engañar y engañarse.
Sucede que me enteré del desengaño. Sucede que…
Me desengañé. 17 agosto ‘05
VARGAS GÓMEZ
VARGAS GÓMEZ
1 comentario:
ENCONTRÉ ESTO Y QUERÍA COMPARTIRLO CONTIGO, ESPERO TE GUSTE Y / O TE SIRVA DE ALGO!
"Es el alma, la fuerza del ser que es capáz de vivir en la belleza aún en el fango. Es el momento justo donde el tiempo se detiene, hace una pausa pra mirar al rededor y conocer la realidad y sus verdades, es cuando el alma se asienta y crece.Es el alma que flota sola sin ayuda y se ofrece. Es el alma que sabe recibir la evolución, la educación de la vida aquí y, en la humanidad de su entorno aprende a respetar la creación. Es la esencia que absorbe, que genera, que pregunta, que se equivoca,que se adelanta, que se emociona y en la sutil dulzura y en la frágil estructura de su belleza se fortalece. Del agua nace y crece, y en la luz se procura. Es la defensa, la protección, la pasión,el cambio de un estado a otro. Es la flama símbolo de la fuerza espiritual, de la trascendencia e iluminación, aliento e inspiración. Es la verdad y el conocimiento, la creación y la destrucción, lodivino y lo maligno; es el amor, luz y calor. Es el elemento que unifica y estabiliza : EL ALMA"
Publicar un comentario