Hoy me percaté de la dificultad de los jarrones para sobrevivir la eternidad. Si tantas y tantas culturas han antecedido nuestros pasos, dejando a su paso miles de objetos, conocimientos, miedos, dioses y poses, me pregunto ahora ¿dónde están todos los jarrones de la antigüedad?
Sin duda existe una gran colección (quizá una de las más grandes en los museos en todo el mundo) de jarrones –inclusive de vasijas–, de todos los estilos: etruscos, romanos, precolombinos, de bronce, mármol, porcelana, plata y loza barnizada como los jarrones chinescos o tibores. Pero si nos detenemos un momento a reflexionar, sin ayuda necesaria de aparatos de cálculo o conocimientos avanzados de proyección estadística, nos daremos cuenta que son tan sólo unos pocos de todos los que han existido jamás en la historia de la humanidad.
¿Qué habrá pasado con el primer jarrón que un hombre creó? ¿Cuál habrá sido su final? ¿Lo habrán inmortalizado depositando en él las cenizas de su creador para después lanzarlo al fondo del mar? La fragilidad de los jarrones, sus materiales y su entorno resultan ser sus peores enemigos. El principal enemigo del jarrón es él mismo, por sus materiales y creación, así como su entorno, en donde hasta el viento podría hacerlo caer para que se rompiera.
Los jarrones de Pompeya, sin embargo, sufrieron el mismo destino que sus dueños, dejando tan sólo su silueta para nuestro recuerdo. Otros no tuvieron la misma suerte: sucumbieron ante catástrofes, por la ineptitud o desamor de sus creadores y dueños o por el paso del tiempo, quebrándose ante el paso inexorable del tiempo haciendo patene la dificultad de un jarrón para sobrevivir la eternidad.
innerhalb eines Vase
inside a vase
VARGAS GÓMEZ
08 MAYO 2007
inside a vase
VARGAS GÓMEZ
08 MAYO 2007
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