El alma temblaba asustada, en algún lugar en la profundidad de las entrañas. Si en aquel momento el hombre que estaba en la habitación le hubiera hablado a su alma, se hubiera echado a llorar, hubiera caído en sus brazos.
Teresa sabe que así es el momento en que nace el amor: la mujer no puede resistirse a la voz que llama a su alma asustada; el hombre no puede resistirse a la mujer cuya alma es sensible a su voz.
Milán Kundera
Entonces he llegado a una conclusión: el arrebato –si así se me permitiera llamarle en esta ocasión– pertenece con mayor frecuencia y fuerza a las mujeres que a los hombres. No sé debido a qué molécula o feromona compuesta se deba, sin embargo, las mujeres resultan ser más decididas que los hombres.
Julieta ya nos hablaba de algo así cuando decidió mandar todo al sexto infierno, o Melibea que poco faltó para que taponara el pozo de los deseos con su vestido manchado de sangre y lágrimas. Otras, menos románticas, pero igual de decididas, como aquella que dio la vuelta al mundo en su avioneta o esa otra que dejó su posición económica y satisfacción social para situarse junto al amor de su vida en un proyecto idealista –y no es historia de telenovela–, historia que encuentra parangón hasta en Calcuta. Inclusive, si hacemos un pequeño esfuerzo, podremos reconocer, recordar o inclusive vivir en estos momentos, el caso de alguna mujer así. De esas mujeres que pintan su propia vida rompiendo con lo hecho con anterioridad y se lanzan en pos de un sueño, de esas mujeres que pueden llegar a hacer el amor como si estuvieran encima de una nube. De esas mujeres.
No se a que se deba esa decisión. Si estoy conciente que conozco más casos en los cuales la mujer dejó todo y se fue a cazar su sueño junto con otro hombre, si, conozco más casos de mujeres arrebatadas que de hombres arrojados: mi familia está creada por ellos.
Con lo anterior no pretendo disminuir la presencia, esfuerzo y voluntad de los hombres de mi familia, ya que ellas no eran ingenuas y dejaron todo por que esos hombres les infundieron ese hálito de amor y seguridad que las impulsó y con su diario trabajo y demostración no sólo las amaron, también les entregaron todo a ellas. Esas mujeres en mi familia que merecen un homenaje por su arrebato y decisión, por haber roto con lo hecho para crear algo mejor, esas mujeres, como mi bisabuela, mis dos abuelas y por supuesto, la historia más maravillosa de todas, la de mi madre con mi padre. Ese es del tipo de mujeres que me maravillan por su arrebato y capacidad de amar y luchar al lado (no atrás ni delante) del hombre que aman.
No se cómo suceda ni cuantas puedan serlo. Siempre he deseado encontrarme con una así a la cual entregarle todo lo que seré a su lado y vivir luchando y amándonos para morir fundidos en el mar…y por un momento siento haberla encontrado y mi corazón se revoluciona al impulsarme a construir esa casa con jardín, tres recámaras y los perros. Nos veo haciendo el amor por la mañana en Florencia, comiendo en las Ramblas y durmiendo muy juntos el uno al otro en nuestra cama en México…
Sin embargo, de algo si estoy completamente seguro: tiene que estar locamente enamorada. Y entonces, sólo entonces, es capaz de destruir y crear con la fuerza más maravillosa de la naturaleza.
Por esa mujer...
03 septiembre 2006
LBVG-MFF
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