Y debería de ser.
Sucede, simplemente sucede.
Sucede que uno equivoca, a pesar de las señales en sentido contrario. La dirección marca otro sentido y, sin embargo, la naturaleza o alguna fuerza desconocida impulsa a tomar esa fatal dirección. Y allá vamos…
Ocurre que se olvida –o se omite concientemente, dependiendo la honestidad– las señales antes reconocidas con una gota de sangre en el labio; se olvidan y no entendemos por qué nos palpita extrañamente la comisura de la boca. Ocurre.
¿Por qué así?
¿Por qué no de un soplo de aurora boreal?
¿Por qué mejor no de un salto del lavabo?
¿Por qué no de una helada a la orilla de la chimenea prendida?
¿Por qué así?
Y debería de ser.
Lo doloroso es cuando el camino mismo se va tornando aún más difícil y, por esa extraña fuerza, desconocida, quebrantadora, seguimos adelante. Doloroso ver que el equipaje no permite seguir más allá a pesar de no divisar aún el final del camino, sólo la señalización marcando el rumbo hacia atrás.
¡Qué coños! No se puede tirar el equipaje porque se queda sin nada. Simplemente queda dar marcha atrás. Duele, pero lo que más duele es la memoria que se agolpa en las sienes, regurgitando, gritando eso que se quiso olvidar. Omitir.
Tristemente es muy tarde para sacar el pasado a la luz. Si, a veces si es demasiado tarde y difícilmente en el momento. Irónicamente le ves pasar mirando hacia atrás, al lado de ti, sin ladear la cabeza hacia donde estás. Tristemente, en el momento, se puede dejar pasar.
Y debería de ser que el equipaje permitiera avanzar, sin embargo, parece que no
Sucede entonces que le ves pasar, viendo hacia atrás y cuando está frente a ti, con un equipaje más ligero y menos resistente, su mirada parece traspasar.
¿Por qué así?
Debería de ser que las reglas no existieran. Que los mundos colapsaran. Que los vientos se fundieran. Que las almas chocaran y se mezclaran. Que la historia fuera un sueño de invierno en tarde de primavera. Que señalizaciones fueran ramas sufridas. Que el destino se equivocara. Que los ancianos rejuvenecieran y pecaran. Que su mirada no te cruzara.
Sucede, simplemente sucede.
Sucede que uno equivoca, a pesar de las señales en sentido contrario. La dirección marca otro sentido y, sin embargo, la naturaleza o alguna fuerza desconocida impulsa a tomar esa fatal dirección. Y allá vamos…
Ocurre que se olvida –o se omite concientemente, dependiendo la honestidad– las señales antes reconocidas con una gota de sangre en el labio; se olvidan y no entendemos por qué nos palpita extrañamente la comisura de la boca. Ocurre.
¿Por qué así?
¿Por qué no de un soplo de aurora boreal?
¿Por qué mejor no de un salto del lavabo?
¿Por qué no de una helada a la orilla de la chimenea prendida?
¿Por qué así?
Y debería de ser.
Lo doloroso es cuando el camino mismo se va tornando aún más difícil y, por esa extraña fuerza, desconocida, quebrantadora, seguimos adelante. Doloroso ver que el equipaje no permite seguir más allá a pesar de no divisar aún el final del camino, sólo la señalización marcando el rumbo hacia atrás.
¡Qué coños! No se puede tirar el equipaje porque se queda sin nada. Simplemente queda dar marcha atrás. Duele, pero lo que más duele es la memoria que se agolpa en las sienes, regurgitando, gritando eso que se quiso olvidar. Omitir.
Tristemente es muy tarde para sacar el pasado a la luz. Si, a veces si es demasiado tarde y difícilmente en el momento. Irónicamente le ves pasar mirando hacia atrás, al lado de ti, sin ladear la cabeza hacia donde estás. Tristemente, en el momento, se puede dejar pasar.
Y debería de ser que el equipaje permitiera avanzar, sin embargo, parece que no
Sucede entonces que le ves pasar, viendo hacia atrás y cuando está frente a ti, con un equipaje más ligero y menos resistente, su mirada parece traspasar.
¿Por qué así?
Debería de ser que las reglas no existieran. Que los mundos colapsaran. Que los vientos se fundieran. Que las almas chocaran y se mezclaran. Que la historia fuera un sueño de invierno en tarde de primavera. Que señalizaciones fueran ramas sufridas. Que el destino se equivocara. Que los ancianos rejuvenecieran y pecaran. Que su mirada no te cruzara.
If I could start again, a million miles away,
I would keep myself, I would find...a way
En el fenecer del 25 de junio del 2006 y el peligroso depertar del 26.
VARGAS GÓMEZ
2 comentarios:
Finalmente escribes de ti, desde ti y por ti...
Ya estaba yo pensando que este era el blog de AMLO...
Pero weno! Te estoy molestando, lo sabes
Te quiero un chorro!
Y sorry por andar perdida, de verdad estoy bien clavada con la escuela, es mas ahorita acabo de terminar una rola!
En fin, besos
Hola niño !! te escribo xq me encanto la cancion que pusiste en tu pagina ya me habias dicho que la bajara pero no he podido hacerlo, no se cuantas veces ya la escuche ( quien sabe a quien me paresco jajaja)y seguiditas ehhh.
Bueno cuidate mucho y suerte en todo
tqm
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