4.1.06

De resurrecciones

Cuando las hojas pueblan el piso de las aceras,
arrastradas por el frío viento de un invierno fortalecido,
pienso en ti, recostada en la ciudad de la primavera, viendo el reflejo de tus lentes de sol
en el escaparate del café francés donde te declaré mi amor.

Me costó tanto enterrarla. Me costó tanto darla por muerta. Cuando todos los dictámenes decían que la causa más clara de muerte había sido el olvido y el egoísmo y la sábana terminaba por cubrir sus ojos, en ese momento se paró. Se irguió y me asustó. Tiré los papeles. No servían de nada. De nada sirven los papeles, los pragmatismos y la razón frente a las razones del corazón y de los muertos que regresan a saldar cuentas que les quedaron pendientes.

Tal fue el duelo sufrido que no podía sentir menos que miedo. Un miedo que me carcome las entrañas y me presiona el pecho. Era miedo de que el fantasma, más allá de esencia, también fuera tangible, tuviera olor y besara. Es el miedo de que el fantasma también tenga memoria pero no haya aprendido, y me vuelva a infligir todos esos dolores y penas que en su momento hizo.

Y cierran los ojos. Que triste y qué solos se quedan los muertos, decía el poeta. Pero que atosigados y atolondrados nos dejan a nosotros, después. Pero que tremendo es escuchar de nuevo esa voz que ya creías en otro lado. En otro mundo. En otra cama. En otras manos. Y de pronto dice mi nombre.

Y me pregunto ¿por qué regresaste? ¿por qué te tardaste tanto tiempo, pequeña fantasma, en venir a torturarme dulcemente con tu mirada que me arropa por las noches? Si bien podría dejarte abierta la puerta para que puedas volver a entrar y así comprobar si eres más que esencia, también debes de saber que corro ahora mismo y con mucho miedo y que la única forma que tengo para poder solucionarlo es escucharte decir algo más que mi nombre. Una disculpa por la sangre derramada inútilmente y los daños inflingidos en el alma. Por aparecerse así y en esta forma. Y una prueba, la demostración de que son más que conjuros fantasmagóricos; que es más que una sospecha. Que se demuestre en hechos, para que así pueda tener la confianza necesaria de no sólo abrir mi puerta, también de entregar todo para que nos fundamos una vez más…
VARGAS GÓMEZ

1 comentario:

Fritx dijo...

Sabía que TU, Luis Vargas, mi adorado amiguito del alma ibas a empezar el año con el pie deerecho, mas que bien... Y qué resurrecciones eh!!!! Ojalá que todo sea miel sobre hojuelas, neto te lo mereces.
Lo mejor de lo mejor!
Te quiero muchísimo!
Y mil felicidades!