...Porque la retirada no es una opción, la conquista sabe mejor sin invadir para permanecer sin dominar. Porque esto lo he ido haciendo y seguirá siendo mientras exista uno de ustedes que lo guarde en la memoria. Gracias por ser ustedes también autores de este texto... Luis Vargas
31.1.06
na'mas porque sí
29.1.06
Veintiocho de enero (28 enero)
Como la ocasión lo amerita, esta será una columna especial. Una columna para sincerarme conmigo, contigo, con él, con ella, con ustedes, con todos. Un día para festejar también que tuvimos un año para escribir y leer, cuando muchas personas ya no tienen esa oportunidad. Así que, con el permiso –y también sin él- empiezo a recuperar un año tan difícil de olvidar…
Inicié hoy, más o menos a la misma hora a la que estoy escribiendo este post, con “De dioses en la tierra del olvido”. Recuerdo bien que esa ¿columna?, ¿ensayo?, ¿poema? (realmente no tiene un género específico) la había escrito días antes. Recuerdo bien que hace un año estaba en mi cuarto. Había llegado temprano de la UIC y mi corazón junto con mi cabeza estaban hechos un lío. Un desmadre, dirían por aquí. Llegué a mi casa, me senté en mi cama y de pronto sentí esa imperiosa necesidad que había sentido por primera vez en Europa -y que se convirtió en amiga mía el año pasado-, esa necesidad tan fuerte y desgarradora. Esa necesidad de estar con alguien y poder platicar sin tapujos ni mediciones. Saber que cuentas con su abrazo y su beso. Pero no es cualquier alguien, lo sabemos. Tampoco en ese momento era cualquier alguien.
p.d. no pierdan el tiempo pensando en mañanas que no existen porque no los están trabajando o que las demás personas aguantaremos sentadas a que se bajen del carrusel. El amor es un pájaro tan simple y delicado que puede esperar bajo una tormenta entera a que llegue el otro corazón, pero el sonido de un corazón roto o ver al corazón pasear enfrente sin acercarse, lo hace llorar y volar. Hoy no se si esta página vaya a seguir existiendo. Sin duda lo sabrán por aquí, todavía tengo unos pocos días para decidir...
25.1.06
Lo peor del amor.
son las habitaciones ventiladas,
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas muertas en la almohada
lo malo del después o de los despojos
que embalsaman el humo de los sueños,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole ni dueño.
Lo mas ingrato es encalar la casa,
remendar los pecados veniales,
condenar a la hoguera los archivos.
Lo atroz de la pasión es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos.
Joaquín Sabina
Si ella se va
Pero, ¿quién no ha mentido alguna vez? ¿verdad? Muchas despedidas están llenas de promesas vanas, yo estoy seguro de que en algunas de ellas vosotros habéis mentido.. que sí, no pasa nada estamos entre amigos, buen rollo. Quien no haya mentido, quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra, pero que no tire a dar. Sí, porque las despedidas tienen un protocolo que hace necesario mentir para no sentirse culpable o responsable del fracaso que supone que el amor se acabe.
¿Sabéis qué es lo peor del amor cuando se acaba? Que se acaba.
Y bueno, tú y yo sabemos que no es cierto... es un “pringao” y no van a durar ni dos meses, y más con el carácter que tiene ella. Pero aún así decimos que es un tipo que te cagas... o un buen hombre que también jode lo suyo porque no se sabe lo que estás diciendo... ¿buen hombre? ahí hay ritintín ¿verdad?... No digáis nunca de mí que soy un buen hombre por favor, decid que soy un troncazo, enrollao, un pringui de la vida... un buen hombre no. (En efecto, al igual que él, yo tampoco quiero que me digan que soy un buen hombre...).
Pero ya está bien, si ella se va, cultivemos el odio, declaremos la guerra, porque, no sé, quizá nos sintamos mejor, aunque yo creo que no, yo creo que como todas las canciones de amor está también está llena de mentiras.
Cuando decimos si ella se va..., lo que queremos decir es que si te vas, que no sea muy lejos ni por mucho tiempo. "
Sin motivo aparente
De inundaciones por una felicidad sin nada en particular. Es de esas felicidades que te abordan sin motivo aparente ni causa premeditada. No de las que experimentas cuando recibes un premio, te dan tu primer beso, te dan el "Si" o te dicen que tienes trabajo. Todas son diferentes pero también todas se parecen en tanto son provocadas. Hoy, mañana, ayer, cuando tu alegría se despierta contigo. Y me parece que es la mejor alegría.
La alegría sin motivo aparente resulta ser la mejor porque, al no tener una causa, no tiene un fin determinado, que sería el fin de la causa o el agotamiento de la misma. La felicidad por nada no tiene un fin determinado. Simplemente eres feliz mientras quieras seguir siéndolo. Esa felicidad que te hace bañarte bailando, vestirte y peinarte con esmero, desayunar con sonrisa y agradecimiento, subirte al coche e ir cantando con toda la fuerza de tus pulmones, gritando, las canciones que suenan en la radio. Simplemente feliz, sin motivo aparente. Sin final premeditado.
Mañana no me importa. Como dice el poeta, “mientras dure”.
23.1.06
El fin de semana
El viernes en la madrugada, es decir sábado, falleció un amigo. Bernardo. Bernie, Dios te acoja en su seno y de a tu alma descanso eterno al lado suyo. Un buen tipo con un comentario siempre oportuno y, en caso de que así no fuera, tenía una sonrisa y un cigarro a cambio... Triste, en verdad. Descansa en paz. Fue en situaciones trágicas -si bien la muerte es de por si trágica, esta vez más- que hicieron que ayer yo fuera un mar de lágrimas al salir de Gayosso. El desencadenamiento de todo fue cuando me encontré al lado del ataud un arreglo floral grande que tenía un listón que decía: Ber te amo.
Los “hubieras” no existen. Si amas a alguien díselo hoy. No sabes, en verdad, si habrá un mañana o la otra persona te lo permitirá.
Ahí ya se fue a chingar a su puta madre todo. Nunca hablo con estas palabras aquí, disculpen, pero es lo que más se acerca a mi sentir. De ahí necesitaba desahogarme y dejé que mi corazón me traicionara. A veces el corazón es necio y traicionero, he llegado a la conclusión de que lo tengo que amordazar y atar un poco, por su propio bien y el mío.
Puta madre. Somos tan jodidamente frágiles. Y me emputa y me encoña y me repatea después ver a muchos de los que me rodean, hombres y mujeres, de mi edad y más grandes, que van por ahí como si fueran eternos. No somos eternos. No debemos de estar postergando las cosas. No tenemos, sinceramente, nada comprado. Al final del día y del camino la competencia fue contigo mismo nada más y lo que entregarás de cuentas a tu alma será todo el amor que pudiste otorgar y crear. Y sin embargo volteo y veo a mis amores hacer daño, a mis amigos correr despreocupados y mi perro hablar descalzo. Puta madre, ¡que chingados pasa! ¿Por qué los buenos son los jodidos? Bernardo era un tipazo y se va. Los que aman y entregan todo después terminan siendo apartados por la persona que aman. ¿Por qué no son los otros los que se van a podrir en la ignominia?
Fue un fin de semana demasiado movido. De desilusiones, de plazos que parece ser que terminaron para mí, de decesos. Lo más triste a veces es que aunque el día no te diga otra cosa, tu guardas una esperanza de que vaya a suceder algo mañana, antes de que termine la semana, y no sucede. Y las esperanzas que no tenían que haber existido…son las que se te estampan en la cara. Con todo y su nombre y apellido.
Empieza otra semana y con ella nuevos caminos. Caminante no hay camino, se hace camino al andar, dice el poeta. Al final del día y de la semana, son nuestras decisiones las que construyen nuestra vida. Tanto si decidimos esperar a alguien como si no, como si le disparamos a la luna o desayunamos con el sol. Como si decidimos que ya no amamos a alguien como si decidimos por los propios actos de la otra persona que no nos aman o como si lloramos desconsoladamente en la soledad. O por algunas personas que ya no están, algunas porque Dios así lo quiso, las otras…las otras porque están cazando mariposas con cucharas. Por que no saben lo poco que necesitan.
20.1.06
La ventana que da a la calle
18.1.06
Dime si él...
sé que roncas por las noches y que duermes de revés,
sé que dices que tienes veinte cuando tienes veintitrés.
Te conozco cuando ríes, y tus gestos al amar, sé de aquella cirugía que a nadie le has de contar,
sé que odias la rutina un poco más que a la cocina.
¡Dime si él te conoce la mitad, [y te ama por lo menos una tercera parte, le faltó a Arjona]
dime si él tiene la sensibilidad de encontrar el punto exacto donde explotas al amar!
¡Dime si él te conoce la mitad,
dime si él te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad!
Reconozco lo que piensas antes que empieces a hablar,
sé de tus ciento cincuenta dietas para adelgazar,
sé que padeces de insomnio, y que fumas sin parar.
y hasta sé lo que este viernes le has de hacer para cenar,
y es que tanto te conozco que hasta sé, me has de extrañar.
¡Dime si él te conoce la mitad,
dime si él tiene la sensibilidad de encontrar el punto exacto donde explotas al amar!
¡Dime si él te conoce la mitad,
dime si él te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad!
De todo y de nada
Nunca me ha importado lo que piensen los demás; me importa muy poco si piensan que soy débil por ello o, por el contrario, un mamón muy grande. Yo me quedo con el vaso y lo vacío, y después te pido que lo llenes. De lo contrario me paro y busco dónde llenarlo. Alguien más se acercará y querrá llenarlo conmigo y sino, tampoco me agobia, puesto que se que he amado con todo lo que tengo en mi vida. Con cada lágrima, gota de sudor, grito ahogado en tus palmas, guiño, beso, susurro y abrazo en la noche. Con todo he amado y he entregado sin restricciones. Si se han ido, al final ha sido porque así ha tenido que ser y porque así lo hemos querido. Al principio ella por no haberme amado hasta que el amor la matara y yo al final por no querer ser plato de segunda mesa o postre dentro del banquete de la vida.
Soy un entremés interminable. De esos que pides y no dejas de comer y te llenan y ya no quieres ni puedes pasar al siguiente plato. Y si no me quieres de entremés porque no fuí el primer hombre en tu boca pero si en tu vida, tómame como primer plato y con ese quédate. De antemano les digo, he aprendido que no me debe de importar ser correspondido. Me limito a ser honesto conmigo mismo y a luchar. Luchar. Luchar con toda la gravedad que mi corazón me pueda otorgar y la levedad que mi ser me pueda levantar. Vivo mi insoportable levedad de ser con una dulzura refrescante que siempre me recuerda al sabor de sus tiernos labios por la mañana y sus ojos cerrados. Mientras dormía en su cama y la abrazaba para unirme a ella por ese momento. Mañana no importa. Mañana no existe. Mañana es hoy.
Al final del día lo único que quiero es haber logrado ser honesto conmigo mismo. Con lo que quiero y lo que no quiero. Con lo que necesito y lo que en verdad no necesito. Con dejar de confundirme en el entorno y aprender de él. Aprender de sus casualidades y causalidades. Aprender de ese pájaro que me trina que no se nada y así lo podré saber, quizá, un poco. Lo que quiero es ser feliz, no quiero ser exitoso. Eso que lo sean los demás. No entiendo cómo se mueven los humanos, tratando de ser alguien en la vida y perdiéndose de ella. No entiendo como mueren por conocer el amor y cierran las puertas de su corazón con una agenda y número de celular. Aún así estoy aquí y amo a un humano. Que quizá no sea la más perfecta, pero es ella. Que quizá no estamos juntos y lo más probable, porque no soy más que un primer plato, no la vuelva a ver en mi mesa jamás, porque la única forma sería que ella misma fuera por el plato y me sirviera en su mesa y me comiera.
Amo mientras dura y cultivo con detalles. No con elefantes. Prefiero las gerberas, rosas y girasoles plantadas entre los dos. Prefiero los amores que matan que, cómo dice el poeta, nunca mueren. Prefiero los pequeños detalles acompañados de un buen café y un tremendo beso que me haga perderme en la infinitud de unos labios. Prefiero una tarde entre las sábanas abrazados que bailar toda la noche canciones en un antro. Prefiero una vida amando que una vida teniendo las cosas pero sin nadie con quién compartirlas.
Al final he entendido que no me importa que entiendan que la amo. Yo amo. Y con eso me quedo. Y con eso vivo. Si no lo ve, no me arrepiento, pude amar. Si me ama, que se aviente junto conmigo al camino o simplemente a sentarnos al lado de él a fumarnos nuestros besos y respiraciones.
Hoy soy honesto conmigo mismo. Hoy soy más seguro de mí mismo y lo que represento. Hoy quiero ser feliz y voy soy feliz. Con ellos o sin ellos. No me preocupa si mañana tengo un niño. Hoy yo soy el niño. Mañana, si queremos, le ponemos Luis. O Pepe. O Javier o Benjamín. Mientras me siento y recargo mi corazón en los codos. Y espero. Espero desde mi decisión a ver si la veo primero que me alcanza desde la esquina, o el letrero de la contraesquina…
17.1.06
Así
palabras de amor que nos soltamos
los dos, en medio de la hojarasca
que levanta mi corazón al vuelo,
tratando de caer junto con el tuyo en
mitad de tu cama.
Aquella cama que fuera
nuestra cama.
Donde tantas veces te abracé,
besé, mordí y poseí.
Donde tantas veces nos recreamos
entre miradas, besos y labios partidos.
Hoy sueño, detrás de la ventana,
con esas maravillosas tardes
tan llenas de casualidades
que nosotros con nuestro amor
hemos ido provocando.
Hoy sueño, detrás de la ventana,
que te veré en el reflejo de las estrellas
en mi mesa. No en la luna.
No en ella. Alguna vez te la regalé
y la puse en tu mesa de noche,
para iluminar tus noches
y dar a tus días gravedad.
Hoy sueño que te amo
más que nunca.
Hoy sueño que espero,
pero temo despertar. Despertar
y no querer esperar más.
15.1.06
Escuchando casualidades, bebiendo causalidades
Geraldy
Él le pertenece a ella
y ella le pertenece al pasado
y las risas y los gritos y los reclamos
esos no pertenecen a nadie,
esos se los regalo.*
Iba a escribir sobre la humanidad y su incesante necesidad por recrearse poderes desconocidos y omnipotentes, que nos reducen a un grano de arena dentro del reloj de un gigante. Grupos enormes y desfiantes que permanecen en la oscuridad, desde la cual nos gobiernan y deciden nuestros destinos. Sobre ellos iba a escribir, dando nombres y todo, presentando ejemplos de obras (Da Vinci Code, por ejemplo) y dando mi opinión al respecto.
Pero no.
Hoy fue otro de esos días que se me presentan para recordarme la causalidad de mi vida, de las huellas que la vida te desempolva para que recuerdes el camino recorrido y tengas, una oportunidad más y quizá la última, de retomar el camino que habías empezado. De esos días en que ocurren esas “casualidades” que la sociedad no termina de entender, que vienen a replantearte muchas cosas. Encuentros inesperados y llenos de alegría en medio de la lágrima de la soledad. Encuentros inesperados que aturden al momento de tocar en tu corazón. Vacío en el estómago y frío en la espina dorsal sientes antes de dar vuelta, agacharte y saludar.
No son sensaciones malas o desagradables, ni mucho menos. Son esas sensaciones, entre otras, las que me hacen sentir vivo. Me hacen sentir vivo al recordarme lo que es sentir el palpitar incesante y estúpidamente enamorado del corazón. Me hacen sentir vivo al otorgarme esas pequeñas felicidades y sonrisas en medio de la tarde gris y apesadumbrada. Definitivamente no son sensaciones desagradables, son sensaciones tan vivas que te marean y hacen que tu pulso falle. Son sensaciones tan poderosas como para reanimar un muerto o matar a un iluso de un golpe de vista. Tan poderosas que nunca estás preparado para recibirlas.
Así me sentí en la tarde. Y más aún cuando vi la hora, el día y la persona. Hace una semana, a la misma hora en otro lugar bastante lejano me la había encontrado. Ella me saludó. Ahora yo saludé. Formas de recibir diferentes. Yo recibí con una sonrisa, ella recibió con una pregunta. Creo que es el peor momento para preguntar, puesto que no existe ninguna respuesta. Todas se fueron por el vacío del estómago.
Sentí eso, recordé lo otro y después vino a mi mente el párrafo que escribo al inicio de este intento de columna y velada confesión. Me parece sorprendente que llegamos a hacer caso omiso de nuestras decisiones y causalidades –no casualidades–. Acepto que durante mucho tiempo así fui, pero aprendí, por diversas circunstancias y una persona, a hacerles caso. A ver lo que el destino me presentaba. El destino que se había creado y se recreaba en mi pupila en esos momentos. Es terriblemente absurdo estar vivo “sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido” canta el poeta.
Después me fui con mi corazón desbocado y mi estomago estirado. Era una mezcla de felicidad con melancolía y confusión. Era vida. Definitivamente era vida recorriendo mis pupilas e inundando mis nervios. ¡Perra y hermosa resulta ser esta, nuestra vida! Construida sobre nuestras propias decisiones y defectos, diseñada para dos pero empeñados algunos en ocupar todo el espacio, cerrando la puerta o postergando la entrada a la otra persona, debido a tus propios miedos y fantasmas.
He descubierto con el paso del tiempo que existe una forma de espantar a un fantasma. Primero tienes que llamarlo en la oscuridad de tu habitación, en medio de la soledad, pero en cuanto acuda y lo distingas, llámame. Llámale, a él, a ella, que estamos en nuestro cuarto o sentados debajo de un roble. Grítame, grítale para que lleguemos en seguida. Tú lo enfrentas y yo te sostengo para que le eches encima la sábana del perdón tejida de honestidad. Yo te impulso y tú se la avientas encima. Después, entre los dos lo cargamos y lo quemamos junto con los reclamos y mentiras. Después nos sentamos a escuchar casualidades y bebernos nuestras causalidades.
Tantas casualidades que, a veces, no entiendo por qué estoy sentado tomando un café, solo… Después de tanto tiempo. Carajo, tengo tanto amor por dentro. Acepto hoy lo que me han dicho ya otras personas: he cambiado por dos personas, por ella y por mí. Ella que sin necesidad de ser nombrada, los bosques susurran su nombre y los ríos reflejan sus lunares. Ella que, sin haber respondido, ya entregó muchas sospechas. Ella que, sin estar, permanece en la ausencia destendida. Ella que todo el mundo conoce su nombre, puesto que lo vieron grabado en mi corazón...
Recibos de nómina
El viernes cobré mi primer sueldo. Es simbólico. No es la primera vez que trabajo, pero si la primera que trabajo totalmente por mi cuenta, sin ningún tipo de ayuda o conocido. Además, fue mi primer sueldo en mi vida profesional, después de la Universidad. Redemption songs...
La semana fue difícil, la verdad. Cargada de emociones y de contraposiciones. Pero ya llegué a domingo en la madrugada. Publicaré pronto una columna que se a muchos agradará, pero por el momento he estado muy ocupado y cansado con el trabajo y cuando tengo tiempo libre me pongo a terminar mi Tesis y encima que escribir unas cosas para Servicio Social en la UIC para que de esa forma me liberen el tan inutil pero estúpidamente necesario papel. Estoy en eso. Por lo demás, el trabajo ahí va. Con el jefe del proyecto me llevo bastante bien y tengo su confianza pero por ahí pueden existir ciertas roces y envidias acomplejadas de las cuales no voy a ahondar en este espacio TAN público. Agradezco de nuevo el apoyo de Rodrigo Pichardo para iniciar el trabajo y adentrarme poco a poco en el ambiente y jornada de trabajo, así como por los tips y los puntos de vista bien intencionados. Sandra también por ser el Excelsior de la oficina, jajaja y Dani, wey, gracias por el apoyo ¡eh!
Jajaja estoy prostituyendo mi página, nunca ha sido de agradecimientos ni cursilerias. No es una página kitsch. Repito, no. Hablando de mi página, ya subí algunas, alguunas fotos -nótese el alargamiento de la u-.
Tenía ganas de escribir una crónica de mi fin de semana pero me da un poco de flojera la verdad, son las 2:58 am del domingo y me limitaré a esto. Tuve una conversación telefónica muy linda el viernes por la noche, la cual agradezco. Gracias Silvia por la llamada en la madrugada cuando las luces parpadeaban aletargadas por la falta de aire exhalado...les diste unas horas más. De ahí en adelante...nada más. Hoy, oficina, mi casa, Ocean's Drive (donde por cierto me encontré a muchísimas personas, que impresionante) y después SAW II (buena, a secas).
Me voy...tengo que cerrar la computadora...me tengo que ir a mi cuarto, suena raro, pero no quiero estar en el estudio ahora...
12.1.06
Miercoles once de enero del dos mil seis
11.1.06
Diálogo de una mentira
- No lo sé…
- Quizá no es que no lo sepas. Realmente lo sabes. Aquello que más odias y temes se lo avientas a los demás. ¿Por qué guardas silencio? Si la mentira llegó a destrozar tu corazón y tu vida, ¿por qué me mentiste hoy?
- Porque te amo…
- ¿Llamas a eso amar?
Lo triste de la mentira parece ser que radica en la extrañeza y en la forma en la cual se aparta a la persona de los planes y la realidad, aventándola a un plano de desconocimiento y fantasía que, irónicamente, no durarán para siempre. Ninguna mentira es para siempre. La historia se desmiente a sí misma.
Triste sería que nos mintieran cuando estamos haciendo todo por la otra persona. Trabajando. Viviendo. Caminando con humildad y amor en el corazón. Prefiero mis ropas arrugadas y diseminadas en el suelo de mi alcoba, que tu ausencia y mentira a mi lado. Triste sería en verdad, que a pesar de que uno hace todo lo demás y, trágicamente, sin pedir explicación alguna sobre algún hecho en específico, nos mientan. Cuando ni siquiera preguntas el motivo de algo, la otra persona miente por si misma, y tú, corazón amoroso y fiel, crees. Triste sería que el camino que te llevara a tu casa por la noche después de un día de trabajo desgastante, encontrara fin en una bofetada en el corazón cuando alguien más te dice que lo otro mentira. Triste sería que tu corazón se quebrantara en mil y un millón de pedazos mientras te preguntas de la manera más triste que pudieras imaginar: ¿por qué, mi amor? ¿por qué?
No te puedes enojar. No sientes rencor. Ni siquiera duda. Simplemente tristeza en el corazón. Esa situación, con los sentimientos puestos en palabras, delimitados por las letras, sería más que triste. Sentir únicamente tristeza en el corazón porque la otra persona te haya mentido sobre dónde estaba, con quién andaba, que cielo estaba contemplando o qué estaba haciendo, sin que tú se lo preguntaras. Que mintiera sin necesidad ni tú merecerlo y terminaras por desengañar. Triste para ti nada más sería el desengaño.
Triste sería que te fueras a dormir con un nudo en la garganta en vez de sentir enojo o frustración. Triste sería que te levantaras ya sin fe por esa persona que te mintió sin necesidad y sin que tú se lo pidieras o lo forzaras. Muy triste levantarte y que no sintieras otra cosa más que dolor y desolación en tu corazón, fruto de la decepción de tu amor. Triste amor mentiroso.
Triste sería. Triste es que, en el pañuelo que por mundo vivimos, la mentira se acabe descubriendo. Descubriendo que evitaron pedir disculpas o tapar un error.
El octavo día
se inspiró la idea entonces.
Y el octavo día las cosas
más hermosas tuvieron la
necesidad de ser amalgamadas;
el azul del cielo,
la profundidad de los mares,
el calor del sol,
las fragancias de las flores,
sus colores, la pasión de las rosas,
el canto de las aves, la frescura del
rocío.
Metamorfosis de conceptos;
de diamante a lágrima,
de canto a voz, de luz a mirada…
Todo reunido en un solo ser
el octavo día por la mano del creador,
lo más bello, con un solo nombre: MUJER
9.1.06
hola, hola! (jaja) que tal!
7.1.06
Tengo que. Tenemos que.
6.1.06
Primer día
Luis Vargas.
Hoy tengo miedo de muchas cosas.
Tengo miedo de volver a nacer,
tengo miedo de morir de una vez.
Tengo miedo de despertar,
tengo miedo de cerrar los ojos y de que no estés ahí.
Tengo miedo de salir,
tengo miedo de encerrarme sin ti.
Tengo miedo de volar,
tengo miedo de cortar el cordel que me ata a tu mano.
Hoy de muchas cosas tengo miedo.
Tengo miedo de caminar,
tengo miedo de dejarte atrás.
Tengo miedo de soñar,
tengo miedo de que tú no puedas soñar.
Tengo miedo de irte a buscar,
tengo miedo de no saber llegar.
Tengo miedo de tocar,
tengo miedo de no poder pasar.
Hoy tengo miedo. Tengo miedo.
Tengo miedo de muchas cosas,
tengo miedo del espejo,
tengo miedo de él,
tengo miedo de nosotros,
tengo miedo de mí.
Tengo miedo de olvidar al amor, en una noche de agosto, lluviosa traicionera.
Tengo miedo de perder el amor.
Hoy no tengo miedo de ti.
Ayer lo tuve y lo deseché.
Tengo miedo de besar,
tengo miedo de amar.
Tengo miedo de entregar,
tengo miedo de sufrir.
Tengo miedo de perder,
tengo miedo de perder el miedo.
"You ask me to enter and then you make me crawl"
ONE.
4.1.06
De resurrecciones
arrastradas por el frío viento de un invierno fortalecido,
pienso en ti, recostada en la ciudad de la primavera, viendo el reflejo de tus lentes de sol
en el escaparate del café francés donde te declaré mi amor.
Me costó tanto enterrarla. Me costó tanto darla por muerta. Cuando todos los dictámenes decían que la causa más clara de muerte había sido el olvido y el egoísmo y la sábana terminaba por cubrir sus ojos, en ese momento se paró. Se irguió y me asustó. Tiré los papeles. No servían de nada. De nada sirven los papeles, los pragmatismos y la razón frente a las razones del corazón y de los muertos que regresan a saldar cuentas que les quedaron pendientes.
Tal fue el duelo sufrido que no podía sentir menos que miedo. Un miedo que me carcome las entrañas y me presiona el pecho. Era miedo de que el fantasma, más allá de esencia, también fuera tangible, tuviera olor y besara. Es el miedo de que el fantasma también tenga memoria pero no haya aprendido, y me vuelva a infligir todos esos dolores y penas que en su momento hizo.
Y cierran los ojos. Que triste y qué solos se quedan los muertos, decía el poeta. Pero que atosigados y atolondrados nos dejan a nosotros, después. Pero que tremendo es escuchar de nuevo esa voz que ya creías en otro lado. En otro mundo. En otra cama. En otras manos. Y de pronto dice mi nombre.
Y me pregunto ¿por qué regresaste? ¿por qué te tardaste tanto tiempo, pequeña fantasma, en venir a torturarme dulcemente con tu mirada que me arropa por las noches? Si bien podría dejarte abierta la puerta para que puedas volver a entrar y así comprobar si eres más que esencia, también debes de saber que corro ahora mismo y con mucho miedo y que la única forma que tengo para poder solucionarlo es escucharte decir algo más que mi nombre. Una disculpa por la sangre derramada inútilmente y los daños inflingidos en el alma. Por aparecerse así y en esta forma. Y una prueba, la demostración de que son más que conjuros fantasmagóricos; que es más que una sospecha. Que se demuestre en hechos, para que así pueda tener la confianza necesaria de no sólo abrir mi puerta, también de entregar todo para que nos fundamos una vez más…
Se le hizo facil...
con tu sucia camisa y, en lugar de sonrisa, una especie de mueca.
¿Cómo no imaginarte, como no recordarte hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa de la boca de fresa, cuando tenías aun esa forma de hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde, princesa, búscate otro perro que te ladre, princesa.
Maldito sea el gurú que levantó entre tú y yo un silencio oscuro
del que ya sólo sales para decirme "vale, déjame veinte duros".
Ya no te tengo miedo, nena, pero no puedo seguirte en tu viaje,
cuántas veces hubiera dado la vida entera porque tú me pidieras llevarte el equipaje.
Ahora es demasiado tarde, princesa, búscate otro perro que te ladre, princesa.
Tú que sembraste en todas las islas de la moda las flores de tu gracia,
¿cómo no ibas a verte envuelta en una muerte con asalto a farmacia?
¿Con qué ley condenarte si somos juez y parte todos en tus andanzas?
Sigue con tus movidas, reina, pero no pidas que me pase la vida pagándote fianzas.
Ahora es demasiado tarde, princesa, búscate otro perro que te ladre, princesa...