29.2.08

Hoy

Hoy no estoy dispuesto a respirar el mismo aire. Hoy, me he propuesto elevar unos pocos centímetros más la nariz, aunque sea para respirar un grado de diferencia, aunque no sea perceptible, aunque para los demás sea el mismo aire: para mí no.

Hoy me he propuesto luchar por más. Hoy, me he propuesto que más es lo que me rodea; que más no está dentro de mí, si no en los que me alimentan; por más para dar más sin pensar en recibir más –relaciones intrínsecas inherentes a nuestra condición metafísica–, aunque parezca mentira, aunque por momentos no me lo quiera creer, aunque sienta que no puedo alcanzar más hoy…hoy lucharé por más.

Hoy me he propuesto dignificar mi nombre y apellido. Hoy, no estoy dispuesto a vender por millones mi palabra ni mi honor, aunque me cueste relaciones, amistades engañosas o perder sonrisas mañaneras; aunque sienta que me resulta más fácil ceder y apostar por la mentira, aunque sienta que es grande la recompensa…el legado de mis antepasados, de mis pilares, es más grande aún.

Hoy me he propuesto enfrentar nuevos –viejos– miedos. Hoy, no cerraré los ojos ni me pondré rígido frente a los múltiples sótanos que construyen mi psique; hoy, aunque me cuente, seguiré adelante y develaré siniestros pasillos para encontrar que sólo se trataba de pequeñas ratas y gnomos recelosos; no importando la intensidad o añejamiento de los miedos, las raíces o los rumores que les rodean…hoy he de tomarlos, liarlos y prenderlos de luz para fumármelos.

Hoy me he propuesto amar. Hoy, no desearé el tropiezo ajeno, aunque el hoyo le acomode a su tamaño, aunque mis deseos no se cristalicen de la misma forma, aunque mi vida parezca una mentira por momentos, aunque sienta que me rodea la indiferencia y el egoísmo de época…hoy amaré y no estoy dispuesto a perder.

Hoy me he propuesto no dejar de escribir…y con ello seguir y seguir y seguir. Hasta empatar con la pluma que escriba a mi par, hasta colorear a esa mujer que pasó a ser el amor de mi vida y se convierta, después, en mi vida. Hoy, escribiré un poco más.

Ayer…

29 febrero 2008

VARGAS GÓMEZ

9.2.08

Espera

Una sola vez escribiste una frase, con tiza negra:

“A mí también me duele”

Cortázar



Y no está.

Es terrible la sensación que aborda al cuerpo y abotarga la mente cuando la otra persona simplemente desaparece. Sin mayor aviso. Sin preámbulos. Es terrible permanecer sentado, esperando, sin mayor claridad que una ansiada llamada o una nube de humo declarando la guerra. Es terrible cuando no se ve. Es terrible.

Es terrible querer decir eso y mil cosas más y no poder siquiera poder poner los sentimientos en orden para clarificar las ideas y las palabras.

Es terrible.

Es terrible enamorarse, pero aún más terrible es sentir que se pierde el amor. Es terrible.

Me siento a esperar que las volutas de humo me platiquen, me suspiren una respuesta o por lo menos una sospecha. Pero nada. El silencio. La incertidumbre. Es terrible no poder controlar los dedos y desear escribir lo que viene a la mente, olvidándose de la estética, gramática y demás reglas…de cualquier forma sirven cuando se les va a leer. Cuando se les va a apreciar o criticar, pero de nada cuando ni siquiera se les va a leer.

En esos momentos ¿qué es lo que sirve? ¿qué es lo que tiene que puntualizar? Y sin embargo, lo más terrible de todo es permanecer en el mismo lugar esperando que, por motivos poco saludables, el teléfono suene, una paloma se estrelle con un mensaje, el Ponny Express llegué y te de una noticia. Por lo menos un punto final

¿puntos finales o suspensivos?

09 FEBRERO 2008

VARGAS GÓMEZ